Opinión por: diputado Benjamín Carrera
Para este momento es ya un hecho notorio que el inicio de este mes de junio seguimos haciendo historia con la elección de la primera presidenta en México, quien es además la persona por la que más mexicanas y mexicanos han votado en nuestro país.
Haciendo una enorme diferencia respecto a su contendiente más cercana, la Dra. Sheinbaum superó incluso la marca que había impuesto el presidente López Obrador, quien aventajó con 30 puntos a su contrincante panista, con lo que había sido hasta entonces la mayor diferencia de votos entre dos candidatos desde 1985; y no solo eso, sino que los votos obtenidos por Sheinbaum equivalen a la suma de todos los votos que en su momento obtuvieron Fox y Calderón.
Lo anterior es de resaltar ya que significa que la población del país no solo ha hecho un enérgico y claro refrendo al proyecto de nación que abandera morena, sino que incluso hoy hay más personas que hace seis años, dando un voto de confianza y buscando la continuidad en la transformación en México.
El triunfo es contundente, ya que la Dra. Sheinbaum Pardo ganó casi en la totalidad de México, siendo Aguascalientes la única entidad en la que Xóchitl pudo sacar un resultado favorable y eso con poca diferencia, en un estado que representa únicamente el 1% del padrón nacional.
Mención aparte merece Chihuahua, que se decía hasta hace poco ser un bastión panista, sin embargo, en esta elección morena salió avante y ni qué decir del Senado, donde los candidatos del PAN se vieron disminuidos considerablemente por los candidatos de morena, ante quienes perdieron escaños.
No negamos que haya aún quien, viendo los resultados con los lentes de la única encuestadora que le daba el triunfo a Xóchitl, Massive Caller -que, por cierto, tuvo que salir a ofrecer una disculpa de manera pública por su craso error y su dudosa metodología- dude de tan amplia ventaja y de tan claros resultados, pero lo cierto es que hay un fenómeno conocido como la cámara de eco que consiste en la relación de personas con afinidad en interés e ideas, lo que provoca que busquemos y recibamos información sesgada, lo cual afecta la percepción de la realidad.
Y debido en parte a este fenómeno, hoy tenemos una marea rosa que, diciéndose defensora férrea de la democracia y de las instituciones, hoy duda precisamente de los organismos públicos tanto locales, nacionales y de paso de la ciudadanía que vigiló la celebración de las elecciones afirmando que se cometió un fraude electoral, quizá como pretexto para no enfrentar una aplastante realidad que no conviene a sus clasistas intereses.
Aun cuando la propia candidata X salió a admitir su derrota e incluso mencionando que quiere dejar esta elección para el recuerdo, solo tuvieron que moverse -cual titiritero- algunos hilos, para hacer recular a una ya muy cansada y desgastada candidata, que ahora se contradice y se queja de una elección desventajosa. Así es, la voluntad del pueblo, de las mayorías, suele ser desventajosa para algunos intereses, pero eso no deslegitima la elección, aunque debería poner a pensar a más de un partido acerca de la renovación de su oferta.
Sin embargo y a pesar del ardor de algunos, hoy celebro que sí se pudo ¡Y de qué manera! Valga aquí todo el reconocimiento no solo a la ciudadanía que salió a participar en los comicios, sino también a la estructura de los partidos políticos, a las y los funcionarios de casilla quienes, de manera voluntaria, con un gran trabajo detrás, operaron para la defensa del voto y por ende, de la voluntad popular. La transformación y la participación ciudadana sin duda avanzan.