In memoriam. Rafael Murillo Espinoza «Rafaelo Murilloe» (Primera parte)

Por: Profr. Fernando Álvarez Montoya

Existen seres –muy pocos, por cierto- a los que se pueden considerar de extraordinario y fuera de serie; sin duda “Rafaelo” fue uno de ellos. Su modo, sus formas e incluso su inigualable presencia e inolvidable figura quedan fuera totalmente de todo criterio estimado y aceptado como dentro de la “normalidad”

Estrafalario, dirían algunos, grotesco otros tantos y “loco” muchos más, pero lo que si es cierto es que, no que había, ni habrá otro, que llene sus zapatos, iguale su figura y le empate en tan desusada y extraña manera de ser, de existir. Seguro que muchos dirán que exagero. ¡No! no me excedo. Los que le conocimos y compartimos vida y obra sabrán que no miento y confirmarían (mos) su peculiar estilo de vida y su nada usual forma de interpretar el mundo y su actuar en consecuencia. Poeta, comunista, ateo, rojo. Un maestro totalmente consiente de su entorno bizarro que, aparte de interpretarlo, su deseo altanero y arrogante era transformarlo.

Su nombre único, -decía- Rafael(es) Murillos(s) hay muchos, pero sólo hay un: “Rafaelo Murilloe”. De esta manera, pintaba su raya y se alejaba de los que él consideraba seres humanos domesticados. Su actuar en adversidad y en contra del “Statu Quo” establecido lo pondría en primera plana y resaltaría su muy particular forma de lucha y de enfrentar a sus adversarios. Sus acciones estaban impregnadas de él y no había (amos) alguno (s) que nos atreviéramos a imitarlo y seguir sus pasos. No cualquiera se enfrentaba a adversarios tan fuertes y sociedad manipulada. “Rafaelo” sí.

“Murilloe” no conocía el miedo, lo mismo se enfrentaba, se les iba encima de forma insólita y sin ningún respeto a lo establecido como normal; a la jerarquía eclesiástica, el ejército, el gobierno priísta y la dirigencia sindical de la Sección 42 y…. de la octava. No había medida «Rafaelo” se iba en contra de todo y de todo lo que él consideraba mentira y corrupción Su gallardía, su altivez y dignidad era tanta que nunca consideró acercamiento, dialogo, ni estrechar la mano de los que él consideraba “sucios” políticamente; aseguraba él, me contaminan.

Así fue él. Mi primer acercamiento con el profe “Murilloe” data en el ya muy lejano movimiento de Maestros Municipales que encabezamos a mediados de los 70’s por aumento salarial. Atraído por su elocuente e incendiario discurso, me acerque con el fin de saludarlo. Se negó, me dijo… -esa mano, de dónde viene?-…-es honesta?- …dónde estaba? Así las cosas. “Murilloe” no le daba la mano a cualquiera.

Maestro disidente “Murilloe” pragmático confrontó y enfrentó en plano raso a adversarios…