Opinión por: Profesor José Luis Fernández Madrid
Uno de los valores de toda agrupación, de cualquier índole, es la democrática práctica de discrepar, de debatir o argumentar aspectos con los que no necesariamente se está de acuerdo para a partir de ahí generar consensos que procuren los beneficios colectivos esperados.
El surgimiento de colectivos internos que exigen y critican lleva implícita la imperiosa obligación de proponer y actuar para mejorar el actual estados de cosas en los que están inmersos.
Sin embargo, para ser auténticamente genuinos su lucha debe surgir de voces cuya trayectoria y calidad moral esté sin sombra de duda, sin pasados cuestionables, con antecedentes basados en la congruencia.
El movimiento que actualmente tiene tomado el edificio de la sección 42 del SNTE es genuino cuando sus integrantes deciden tomar acciones exigiendo lo que a su juicio merece una explicación puntual, sin embargo, observar personajes que en el pasado y en el presente prestaron y prestan sus servicios docentes comisionados en la estructura sindical reclamando lo que antes, ni por error, no vieron ni escucharon se observa por demás incongruente.
Si legitimar las demandas requiere dar un golpe de timón, bien harían los líderes visibles de este movimiento exigir decoro y un poco de vergüenza a los integrantes que con su sola imagen y presencia desvirtúan sus acciones por haber sido, lo menos, omisos en su actuar durante tantos y tantos años en las diversas carteras de los diversos comités seccionales en los que formaron parte.
Genuino es ser auténtico y transparente, quienes se están colgando de la coyuntura para obtener raja personal o grupal por encima de la institucionalidad que antes rabiosamente defendían y pregonaban deben simplemente ser separados de aquellos que sí luchan por convicción e ideales.
A nadie engañan, todos en el gremio magisterial sabemos identificar a los unos de los otros.
Finalmente el diálogo y los acuerdos deben prevalecer para hallar los puntos que sigan encontrando y no dividiendo a los trabajadores al servicio de la educación.