Opinión: Diputado Benjamín Carrera
Chihuahua hoy vuelve a ser nota a nivel global con una historia que, a pesar de tener lo que esperamos sea el mejor desenlace posible dadas las circunstancias, nos deja con un mal sabor de boca por lo turbio de un proceso motivado por … adivine Usted. Así es. Por un capricho. Nada nuevo.
El caso de la jirafa Benito, ha dado mucho de qué hablar no solo por lo que ha saltado a la luz, sino por evidenciar una falta de interés tremenda e insultante ante lo que quisiéramos que fuera el último caso de maltrato animal solapado por cualquier autoridad.
Después de Modesto, la gobernadora quiso repetir una historia que, gracias al avance en la concientización de la ciudadanía, ya no es bien vista ni es tolerable a estas alturas, por lo que, ante la presión de activistas y medios de comunicación que mostraban las evidentemente inadecuadas condiciones en las que se mantenía a la jirafa, no quedó más que dejar ir a Benito a un mejor lugar y reconocer que, a la ciudadanía ahora no solo le bastan las buenas intenciones.
“Perdóname Benito” se lee en la cuenta de X de la gobernadora, pero Benito no tiene redes, ni lee, ni le entendería, a diferencia de quienes presenciamos este circo que tuvo como protagonista, un animal, muy a pesar de que, en Chihuahua, ya están prohibidos. ¿Por qué la referencia? Pues es que ya desde antes de llegar a Ciudad Juárez, Benito fue nota por habérsele trasladado en condiciones muy cuestionables, así como las condiciones del parque al que fue la propia gobernadora a darle la bienvenida, condiciones que con promesas no cambiaron durante su penosa estancia en Juárez.
El final del cuento nos hace pensar en todas las otras cosas que no pasan en el estado: en este como en otros casos, el compromiso de las autoridades no alcanza y en el caso del trabajo en pro de los animales, Chihuahua mantiene un gran pendiente. Falta, para empezar, el reglamento a la Ley de Bienestar Animal que afecta en operatividad a una legislación de la que, en su momento, fuimos punta de lanza. Igual de pendientes está dotar de mayores recursos que sean suficientes para que los casos de maltrato animal y otras trasgresiones legales, puedan ser atendidos y erradicados.
Hoy, ante la luz de los reflectores, no queda más que pedir perdón, pero quisiéramos aprovechar lo que parece un acto de reflexión, para pedir se avance en este tema y se tomen acciones más allá del reconocimiento del error.
Desde este espacio no hemos dejado pasar dichos temas haciendo una exigencia e incluso proponiendo la creación de instancias como una Fiscalía Especializada para la atención de delitos contra el medio ambiente y contra el bienestar animal, motivados precisamente por la necesidad de agentes y personal especializado en dichos casos.
Sin embargo, lamentamos que, hasta este momento, esta administración no se guía por las propuestas, sino que ha optado por el método de “prueba y error”. Y sabemos que errar es humano, lo que no es humano es el trato, la falta de empatía y la poca responsabilidad que se ha mostrado al errar, buscando siempre responsabilizar a otros.
Hoy podemos decir que Benito se fue a un mejor lugar, donde no solo se quedaron en promesas, sino que actuaron haciendo garantizándole un lugar digno y adecuado… aquí nos queda solo una disculpa que esperaríamos se remendara con acciones, pero eso es, dadas nuestras circunstancias actuales, ser muy optimistas.
Si hay quien aún cuestiona el revuelo por este caso, habría que ver el trasfondo y cómo se ha fallado ante esta oportunidad de demostrar que el cuidado y bienestar animal, es más que un discurso y que demuestra que aún nos falta mucho para evitar perpetuar el maltrato animal.
Este caso ha puesto además en evidencia la falta de capacidad de las autoridades, en un rubro más, aunque habría que reconocer que, en algo se ha procedido bien: Una vez que aceptado que, su compromiso no alcanzó, se ha permitido que personas más capaces se hagan cargo. Bien valdría la pena tomar esto como ejemplo para otros rubros.