Por: Profr. Fernando Alvarez Montoya
“El objetivo de la educación en las escuelas debe ser la creación de hombres y mujeres capaces de hacer cosas nuevas, no simplemente repetir lo que otras generaciones han hecho. Hombres creativos, inventivos y descubridores que puedan ser críticos y verificar y no aceptar todo lo que se ofrece”. Jean Piaget.
Al finalizar la década 60’s en nuestro país se empieza a universalizar el nivel preescolar (kínder) Kínder garten palabra de origen alemán -“Jardín de Niños”- impulsado por los pedagogos Wilhelm y Frobel. Con claro oscuros al igual que las primarias de ese entonces existía una disonancia en los planes educativos. Pocos, muy pocos de los nacidos en esa década y años anteriores tuvimos acceso a este nivel.
De la pirámide escolarizada dentro de nuestro Sistema Educativo Nacional (SEN) preescolar y sus casi 300mil educadoras -(datos INE 2012)- es, así lo creo- el mejor nivel educativo aún a pesar de -sus fortalezas y debilidades- que ha instrumentalizado la Secretaria de Educación Pública (SEP) en el nivel. Lo anterior, es el resultado de la acción pedagógica que realiza la educadora con sus alumnos con planes y programas impregnados de la filosofía humanista del psicólogo suizo “San” Jean Piaget. creador de la “Teoría del desarrollo cognitivo” – constructivismo- que establece que el conocimiento –aprendizaje- se construye, es gradual y producto de acción directa y bidireccional que se da entre Sujeto – Objeto y este, da un avance cognitivo que se desarrolla a través del ensayo y error. Así, a través del juego como necesidad primaria del niño se van desarrollando las habilidades motoras, el pensamiento lógico – matemático y el lenguaje.
Sirva de reflexión, análisis, lo que a continuación comparto en mis casi 5 años que estuve en este nivel, pero no en frente a grupo. Es, el “underground”, el curriculum oculto y la otra cara que no vemos de las educadoras. En la cotidianidad de vida de las educadoras se da un divorcio entre el ser y el deber ser. “Lo que con amor teje en la mañana, en la tarde lo desteje” Veamos:
El sector educativo de nivel básico está altamente feminizado; casi el 70% son mujeres. Pero, en el nivel preescolar está totalmente feminizado. La exclusión del docente – educador- es evidente. Las preguntas concurren de inmediato. Es correcto? Sirve? …¡No! Exclusión, clasismo, matriarcado (¿) vertical y no democrático. Al ingresar al aula, el niño pierde su identidad; deja de ser hijo de mamá para ser “mijito” de la educadora.
Se observa una línea consecutiva en la que no se difumina la figura materna. Esta, es ocupada por la educadora que en su gran mayoría sigue…(¿) los cánones de conducta establecido por un sistema patriarcal… enseña a obedecer.
Por su origen socioeconómico la mayoría de las educadoras proviene de la clase media y clase media alta. Lo anterior no la descalifica, pero se presenta una bifurcación porque muchas de ellas mandan a sus hijos a escuelas privadas…aún más, confesionales. Lo anterior es resultado de un pensamiento acrítico que el sistema neoliberal e inhumano ha generado; un clasismo atroz meritocrático, racista y además de un centenar de problemas sociales heredados.
Todos, o en (casi todos) los jardines de niños se plasman en las paredes, murales que apuntan hacia el norte “american way of life” Walt Disney, Stan Lee, Kaare Andrews… la promoción del pensamiento mágico pro estadounidense es evidente.
La exigencia de dejar en todas nuestras escuelas las prácticas neo coloniales, euros céntricas, conductista, clasista, racista, excluyente. Es justo urgente y necesario. El deber que tienen las educadoras, maestros (as) de primaria y secundaria de llegar a una práctica docente transformadora, incluyente , con identidad de género. La puesta en práctica de un nuevo modelo educativo de-colonial, humanista, libertario que termine con el racismo, clasismo y la injusta desigualdad social… continuaremos