Por: Mtro. José Luis Fernández Madrid
Cuando la terrible pandemia que actualmente nos aqueja se hizo presente en la esfera mundial, pocos se imaginaban los escenarios catastróficos que ésta traería; miles de contagiados y muertos así como infinidad de personas con lamentables secuelas originadas por la misma enfermedad.
Y si bien es cierto, cuando en su momento se tomó la determinación de que las clases de todos los niveles se tomaran a distancia, la medida causó polémica, al día de hoy muchos coincidimos en que fue un acierto privilegiar la salud de la comunidad educativa, los niveles de contagio bajaron considerablemente al estar fuera de las aulas, aunque con ello el nivel académico sufriera un retroceso.
Por ello, ante la nueva ola que se presenta, sería un error el retomar nuevamente las clases presenciales, exponer otra vez a los maestros, alumnos y sus familias será insensato y criminal; antecedentes hay muchos aún en el regreso escalonado y parcial: fueron cientos de escuelas cerradas e innumerables los maestros, maestras y personal de apoyo y asistencia la educación que resultaron enfermos.
Sí, definir una postura clara de no volver por lo pronto a las clases presenciales generará de nuevo una alud de críticas sobre el personal magisterial al ser catalogados como desobligados y otras “linduras” de adjetivos alejados de la realidad; sin embargo, pese a todo, los y las docentes demostraron con creces que el no acudir físicamente a una escuela no es sinónimo de falta de trabajo.
Las actividades de planeación, revisión, asesoría y conducción por y para el alumnado, así como la atención a los padres de familia crecen exponencialmente fuera del espacio físico escolar, la función docente incrementa las obligaciones y, hasta el día de hoy, la capacidad, compromiso y vocación de los colectivos escolares ha permanecido incólume.
La oposición al regreso a clases presenciales no debe tomarse como resultado de una carencia de razonamiento, al contrario, cuidar y proteger la salud de todos aquellos que intervienen en el hecho educativo debe seguir siendo prioritario. Si es por que se diga que “se debe desquitar el sueldo” Siempre se ha hecho, ahí están los antecedentes. Basta de querer denostar al magisterio.
No estoy de acuerdo en volver a presencial, no por el momento, las condiciones exigen medidas para contener a la enfermedad. Quienes coincidan con esta postura, seguramente serán también criticados, pero sólo un docente tiene el pulso y la plena conciencia de lo que es lo mejor para sus alumnos y sus familias.