Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
Una deleznable práctica que desafortunadamente se ha instaurado en la práctica burocrática es la de los famosos ”aviadores”, personal asignado a un puesto o encargo que cobra sin trabajar.
Alentados por el canto de las sirenas, de la esperanza de un cambio para bien en Gobierno del Estado, la sociedad en su mayoría votó en 2016 por Javier Corral poniendo su fe en que la corrupción y las malas praxis institucionalizadas por su antecesor serían desterradas.
Tristemente, con la entrada de la nueva administración gubernamental, en estos días trascendió que el Secretario de Educación encontró que en el periodo corralista había 60 aviadores sólo en su área. La verdad parecen pocos ante el descubrimiento de casi 600 en otra secretaría, sin embargo, el que haya tal cantidad en Educación es un insulto y una tremenda bofetada a los y las docentes.
En diversas ocasiones se consignó la falta de maestros en las escuelas, la carencia de insumos para equiparlas, para dotarlas de lo necesario para su óptimo desarrollo así como para la protección y cuidado de los estudiantes y la premisa fue siempre la misma: no hay dinero. Con el paso del tiempo nos enteramos que en efecto, no había dinero para eso que era apremiante, necesario y urgente, pero sí había salarios para esos vividores que succionaron el presupuesto.
Resulta lógico suponer que los sueldos de esos aviadores no eran los del último escalafón, con seguridad eran superiores, muy superiores a los que ganan los maestros y maestras que sí trabajan, que sí aportan algo productivo a la sociedad, que sí se ganan a pulso su quincena, que sí se esfuerzan y preparan, que sí soportan precariedades, que sí se exponen, que sí merecen se les pague por su labor.
Condenable el que se haya permitido por 5 años o más estar pagando a quien solo estiraba su mano religiosamente cada quince días, o es más, ni siquiera eso, que en la comodidad de su casa o un restaurante esperaba su respectivo depósito. Pero tan deben ser castigados esos delincuentes de cuello blanco, acusados de fraude o robo como lo deben ser quienes los recomendaron y los que les contrataron.
Esperemos que el secretario de Educación actúe en consecuencia, por lo pronto, el haberlos identificado y señalado públicamente es una buena señal, habla de su intención.