¿Qué tipo de líder quieren los Maestros?

Por: Mtra. Erika Gabriela González Gaytán

Sin duda estamos en un punto de inflexión, crucial, histórico para el sindicalismo educativo en México, en el que ya no hay marcha atrás, ¿o sí?

Aparentemente el magisterio a nivel nacional no quiere que Alfonso Cepeda Salas ni su gente, continúen en la cúpula del sindicato más grande y ya no tan consolidado de América Latina; las razones, haber apoyado y dado continuidad a las omisiones cometidas descaradamente por Juan Díaz de la Torre ante la reforma constitucional del 2013, que en términos educativos vino a destrozar las conquistas laborales de los maestros, obtenidas a través de los años, gracias a las gestiones de maestros con convicciones, ideales, principios y claridad absoluta del honor que significa tener un cargo representativo en la estructura sindical y no necesariamente se hace referencia aquí a los grandes líderes que estuvieron por décadas bajo la lente de las cámaras y los reflectores.

También sería muy inocente suponer que lo anterior sucedió de la noche a la mañana, las malas prácticas y la corruptela son vicios heredados, producto de convenios previos avalados incluso por la propia Gordillo.

Pero, si no es Cepeda o su gente quienes continúen dirigiendo al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), ¿entonces quién?

Aunque para algunos representaría una regresión, Elba Esther Gordillo viene como respuesta a la mente de muchos agremiados, en tanto que ha sabido capitalizar la pasividad de la mayoría y porsupuesto su propia desgracia, derivada no escencialmente de su oposición a la reforma, como muchos piensan, sino del hecho de haber transferido su apoyo a uno de los grandes dinosaurios de la política mexicana el Partido Acción Nacional (PAN); acto considerado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), como alta traición y cuya factura fué pagada por la maestra en los términos ya por todos conocidos.

Así para la exlíder del SNTE éstos factores aunados a la desinformación generalizada, resultan una excelente combinación, generando a su vez una gran estrategia que le ha permitido pasar de criminal a víctima, casi mártir, casi «procer» de la educación.

En un acto definido por algunos como desleal hacia su antecesor el fallecido Carlos Jonguitud Barrios y muy similar a lo acontecido hacia ella por parte de Juan Díaz de la Torre al final de su gestión; Elba Esther Gordillo llegó en 1989 al poder también designada por Salinas de Gortari, quien para posicionarla supo sacar amplio provecho a la situación interna del gremio, que podía palparse a través de las movilizaciones de la CNTE en aquel momento coyuntural con sus demandas salariales y democráticas.

Más coincidencias que discrepancias se dejan entrever en las formas pasadas y actuales para asignar a los dirigentes sindicales, procesos que hoy se pretenden superar a partir de las propuestas y reformas laborales planteadas por el Gobierno de la 4T.

Pero, ¿cuál es el argumento más fuerte entre la base, que favorecería el regreso de la maestra?

De manera reiterada el común del gremio menciona lo siguiente: «Con la maestra estábamos mejor»; ¿será éste un argumento suficientemente válido?

No, definitivamente no debería serlo; un estado de enajenación y alienación, sea en términos jurídicos o psicológicos, de ninguna manera es estar mejor.

La designación de los líderes seccionales por «dedazo» para evitar cacicazgos locales pero que permitió mantenerlo a nivel nacional; la manipulación de las masas con la cobertura de necesidades básicas y un poquito más; la posibilidad de permanecer en un estado de confort en donde no haya por qué molestarse en tomar parte activa de asuntos políticos, es a lo que muchos llaman estar mejor.

El costo que se ha tenido que sufragar por estar mejor, lo está pagando con creces hoy el propio gremio magisterial.

Así, en ambos escenarios llámese Cepeda o Gordillo, la voz o más bien la mano arriba y el pago de cuotas han servido para dos cosas: legitimar las grandes decisiones no siempre a favor de la mayoría y contribuir a la acumulación de riqueza en manos de unos cuantos.

¿Qué diferencia hay en términos de principios y acción, entre las HUMMER de la maestra Elba Esther, por no mencionar el desvío de recursos y puestos a sus familiares; y las actuales irregularidades en el terreno nacional o local?

¿Qué diferencia existe entre las intenciones políticas que llevaron a la creación de nueva alianza ayer y de redes sociales progresistas hoy?

¿O entre un sistema de vivienda que en veinticinco años no alcanzó a los segmentos estatales y el sistema de vivienda indigno y colapsado en el estado de Chihuahua al día de hoy?

Tanto una práctica como la otra llevan al mismo punto, hacinamiento de recursos y poder a merced de la élite sindical.

Debiera idealmente ponerse sobre la mesa un tema de mayor trascendencia, qué clase de liderazgo se necesita hoy y en lo sucesivo; qué clase de líder puede sacar adelante a un gremio lacerado por la corrupción desbordada de los últimos años entre dirigentes y los diferentes niveles de gobierno; y qué ajustes en términos estatutarios permitirían garantizar el acceso de mejores candidatos y su consecuente autonomía a los puestos claves.

Por ende es imprescindible realizar un ejercicio de introspección y determinar qué cambios internos requiere hacer un gremio que ha delegado voluntariamente su capacidad crítica, de propuesta y de decisión; que ha permitido en el extremo de la contradicción pedagógica, ser utilizado como mera mercancía política.

Una mercancía muy bien pagada donde el problema reside en que las ganancias, regalías e intereses de las más jugosas negociaciones no llegan en la justa medida a las manos de las bases que debieran ser reconocidas como socios igualmente importantes, pues no sólo legitiman los procedimientos, sino que además ponen el capital financiero; en este punto no es necesario ir al ámbito nacional basta mencionar SIMAP, Casa de Descanso, Centro de Equinoterapia, Recreativo, Gimnasio, Aseguradoras, PCE.

La atención debe centrarse en que no es obligado el hecho de que Cepeda o Gordillo regresen a las dirigencias nacional y locales, en su lugar ambos intentarán a toda costa perpetuarse a través de «caras» menos señaladas por sus detractores, como una extensión más de sus prácticas, intenciones e ideología.

¿Será posible para los maestros dejar el temor y la pasividad a un lado e imaginar a nivel local o nacional al menos una tercera posibilidad, una posibilidad utópica quizá, que inicie la marcha del magisterio hacia una alternativa más digna, con mayor sentido ético?

Más allá de lo que suceda en la próxima renovación sindical nacional y seccional es de suma importancia reconocer qué liderazgo merece, requiere y exige el gremio magisterial porque en la misma medida será posible identificarle y accionar en su búsqueda y/o construcción colectiva.

La pregunta que queda entonces es, ¿qué tipo de líder quieren los maestros al frente del SNTE y sus Secciones?

Opinión.
Mtra. Erika Gabriela González Gaytán.