Por: Rosalío Morales Vargas
No se acaba el acoso y la violencia
Continúan hostiles los ambientes
Las mujeres combaten la indolencia
Desplegan su energía en torrentes.
Alzan la voz para cambiar el mundo
Y dotar al futuro de esperanza
Lo yermo lo transforman en fecundo
Su acción liberadora es enseñanza.
En fábricas, escuelas y talleres
En la milpa o moliendo nixtamal
Bajo el fardo de múltiplos quehaceres
Se afirman capoteando el temporal.
Hoy tiran por la borda las costumbres
Del opresivo y rancio patriarcado
Emprenden raudo vuelo hacia las cumbres
Con recias alas de color morado.
Hilan sueños, hilvanan ilusiones
En el telar de dignidad repleto
Con poemas entonan sus canciones
De libertad en mágico soneto.
Resplandecen sus huellas valerosas
Combaten firmes a la noche oscura
Plantando nardos y sembrando rosas
En el fértil jardín de la ternura.
Desaprenden el código oprobioso
De abyectas sumisiones obedientes
No se deslizan por el resbaloso
Tobogán de ignominias displicentes.
Desprecian el lenguaje de los amos
Su tono es de amor y consistencia
A zancadas recorren grandes tramos
Van por la rambla de la resistencia.
Zarpan a contraviento del racismo
Abordan los veleros de autoestima
Levan anclas en muelles de heroísmo
Las mujeres escalan a la cima.
