Por: Profr. Fernando Alvarez Montoya
Aprendí hace mucho tiempo a no ser censor de nadie respecto a su “mala” ortografía. No lo hago. El arte del “buen escribir” ha sido el: “Terror del ser humano desde la cuna” Además, agrego. No me siento un experto. Lo anterior lo aprehendí hace ya varios años después de leer un texto del gran “Gabo” conocido como: “Botella al mar para el dios de la palabra” del cual era el tema principal en discurso dado el día 7 de abril de 1997 en la ciudad de Zacatecas en el 1er Congreso de la Lengua Hispana. Propuso, el insigne escritor colombiano de liberar a los castellano- hablantes de los “fierros normativos de la lengua hispana”.
Lo anterior, lo reafirmaría 10 años después en el 1er Encuentro de Pueblos Indígenas de América en territorio de tribu Yaqui en octubre de 2007 en Vicam Sonora. Evento convocado y organizado por el EZLN del cual fui invitado. Reunión multitudinaria a la que asistieron miles de indígenas de los diferentes pueblos originarios de nuestra América. De ello, destaco y destacó lo siguiente: un indígena originario del pueblo Tohono O’odham de las planicies desérticas de Arizona al empezar dice: …”en cuál de los dos deferentes lenguas de conquistadores les hablo” … hasta aquí, me dije: dejaré de ser un amante del “buen escribir y del buen hablar” de una lengua que no es mía. Lengua de la que el indígena dijo: de conquistadores. No, yo iría más lejos: ni conquistadores, colonizadores o invasores. Los llegados perdidos de occidente a la América nuestra fueron auténticos: depredadores. No podemos negar su herencia: Lengua, cultura, religión impuesta a sangre y fuego es parte de la vida (sin chistar) de la mayoría de los habitantes de América Latina agregaría, no hispana. A la postre, una América esclavizada, subyugada.
Tal vez, si se analiza el texto de García Márquez se nota un dejo que pasó desapercibido por muchos de la incómoda herencia del hablar del tema –(lengua hispana)- y del conocimiento histórico del origen de su lengua materna. Su memorable discurso impacta, prende luces en cuanto el magnánimo respeto que se nos ha impuesto a los castellano – hablantes (latino americanos) del “buen uso” y la “correcta escritura del “castilla” tal y como así se refieren los pueblos indígenas del sureste de nuestro país. Es así, como desde niños nuestros ancestros (así fueron educados ellos) empiezan a domesticara las futuras generaciones… el mande usted, patroncito.
Quién de esos que con índice flamígero nos quiere subyugar y señalar aquel o aquella que tiene limitaciones en su habla o en su escritura? Quién es experto, sabe y no comparte? Quién conoce el amplio espectro de la gramática hispana? Actitudes de exclusión, discriminación al convertirnos en jueces en algo que muy posiblemente desconozcamos. Lo anterior no abona y suprime… pues; “valla baya, que balla, la mula valla a la vaya’… ”A mis doce años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: «¡Cuidado!». El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: « ¿Ya vio usted lo que es el poder de la palabra?» Ese día lo supe.
Ahora sabemos, además, que los mayas lo sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor que tenían un dios especial para las palabras. Nunca como hoy ha sido tan grande ese poder. La humanidad entrará en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras
…”una lengua que desde hace tiempo no cabe en su pellejo. Pero nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo XXI como Pedro por su casa”.
“En ese sentido, me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los qués endémicos, el dequeísmo parasitario, y devuélvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografía, terror del s”
Gabriel García Márquez decía que la ortografía era “el terror del ser humano desde la cuna”. En 1997 quiso liberar a los hispanohablantes de “los fierros normativos de la lengua”, lo que implicaba, entre otras cosas, “enterrar las haches rupestres
Edit. Partes del Texto “Botella al mar para el dios de la palabra.” Jubilemos a la lengua.
Des-informarnos, des-colonizarnos es justo urgente y necesario. Por primera vez en la historia del Sistema Educativo abordará el tema de referencia. Si así es: urgente es también es des-colonizar, al pensamiento que subyuga al magisterio nacional. Conocer a fondo nuestras culturas, nos llevaría amar a nuestro país y hacer de él un país donde quepamos todos y todas.