Recientemente, en las instalaciones del Centro de Readaptación Social (CERESO) de Aquiles Serdán, se encontraron dos reos fallecidos en el transcurso de una semana, ambos en circunstancias sospechosas. El primero de ellos, José Eduardo G. G., de 29 años, ex policía estatal, fue localizado suspendido en su celda. Este individuo había sido arrestado por su presunta participación en actividades criminales en Guachochi, donde se le encontraron armas de fuego al momento de su detención. José Eduardo había sobrevivido a un atentado en el municipio de Chihuahua en febrero, lo que inicialmente llevó a las autoridades a considerar su muerte como un suicidio. Sin embargo, el secretario general de Seguridad Pública del Estado, Gilberto Loya, sugirió que podría tratarse de un homicidio perpetrado por miembros de la misma cédula criminal con la que estaba vinculado.
El segundo incidente involucró a Giovanni G. C., quien fue hallado suspendido en el área del baño de su celda.
Aunque la investigación pericial aún está en curso para confirmar la causa de muerte, las autoridades sospechan que este caso podría ser un suicidio, dado que Giovanni G. C. había mostrado previamente signos de problemas emocionales.
Gilberto Loya destacó que estos incidentes reflejan un problema más amplio de sobrepoblación y conductas conflictivas entre los reos dentro de los penales, lo que aumenta el riesgo de violencia y otras conductas autodestructivas.