Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
Tras una jornada electoral que no dejó duda sobre la preferencia mayoritaria de la ciudadanía, misma que podrá valorarse en el fuero interno de cada persona según su filia e ideología, corresponde ahora la etapa más importante de la misma: el cumplimiento de las promesas.
Si durante las campañas, la fuerza de la valiosa comunidad magisterial fue el objeto del deseo de partidos, alianzas o candidatos, siendo buscados, convocados o invitados a unírseles, esperamos que electos y en funciones, así continúe siendo para descartar que esa cercanía fue coyuntural o por conveniencia.
¿Ganamos? En la medida en que durante sus mandatos constitucionales sigamos siendo para ellos y ellas un colectivo lo suficientemente preparado, actuante y comprometido con la educación y sus actores, que dejemos de ser invisibles o indignos de atención, habremos de hacer esa valoración acerca de si ganamos o seguiremos perdiendo.
Lamentable será que una vez pasadas las contiendas, para el magisterio, las cosas sigan igual, con insultantes leyes, con injustas normativas, sin dignificar las labores.
Sin duda estaremos vigilantes de que las promesas específicas se convierta en realidad, si se requieren propuestas aquí estamos y seguiremos, nadie mejor que los intervinientes en el hecho educativo para mostrar la radiografía real, las carencias y necesidades, así como los mecanismos de posible solución.
Quizá con demasiada resiliencia pero la fe y esperanza por mejorar continúa inquebrantable, incólume, más allá de que si mi favorito o favorita obtuvo el triunfo en las urnas, hacer valer en los hechos y contando ya con el don de mando y poder de decisión, esa esperanza deja de ser una expectativa para convertirse en exigencia.
Esquemas de participación activa existen muchos y muy variados, utilizarlos para el beneficio general es la apuesta y obligación para legisladores y el poder ejecutivo. Y si no se abren, procuremos abrirlos siempre por los canales y conductos adecuados, con las formas correctas, con los modos que marca el manual institucional.
Deseamos que ya instalados el poder, nos sigan requiriendo. Con gusto participamos. Si se hace y cumple, entonces sí, el magisterio ganó.