Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
¿Será sencillo educar a muchos niños al mismo tiempo? ¿Cómo conciliar intereses, formación y caracteres de manera simultánea? ¿De qué manera aparejar preparación de clases con llenado de formularios o trámites administrativos? ¿Y aún cumplir con las instrucciones superiores?
Una larga lista de etcéteras es lo que deben y cumplen los maestros, maestras, personal de apoyo a la educación e incluso los directivos como para poder contemplar y afirmar con certeza que el período vacacional es justo, es necesario, es bien ganado.
Sin embargo, nunca faltan las irrespetuosas voces que se atreven a propagar la malsana idea de que el personal educativo goza de muchos días de descanso. Tal vez sí, son varios días de asueto los que se ganan, pero todo en justa proporción al nivel de responsabilidad y atención a una gran cantidad de infantes, adolescentes y jóvenes que acuden diariamente a las aulas.
Si a algún otro profesionista le incomoda la realidad laboral del magisterio, es muy sencillo: ocúpense como docentes y disfruten de las largas vacaciones pero enfréntese también a las más largas vicisitudes, encargos, compromisos, tareas extras, problemas, injusticias, reclamos, exámenes, cursos, talleres y por supuesto a las planeaciones de clases y a las muy variadas actividades, reuniones, festivales, Kermesses, proyectos, gestiones y lo demás que vaya saliendo.
Es una lastimosa verdad que la profesión docente está por debajo de los niveles salariales que su propia función amerita sobre todo para aquellos con menos de 10 años de servicio, ello obliga a que sus “vacaciones” sean ocupadas en otras actividades que les reditúe ingresos económicos y no solo en esas épocas, sino habitualmente. Inocultable y lamentablemente.
Lo estresante de procurar educar en el nivel básico a al menos 30 estudiantes y en secundaria y media superior a no menos de 50 en un reducido espacio, con el estudiando todo, diferenciado por características particulares es una labor que no solo merece sino que exige tiempo de descanso.
Sí, en ocasiones a modo de burla se menciona que se está bien vacacionado, pero en esa misma medida se está bien comprometido a entregar en las cuatro paredes que le dan vida a los asuntos escolares, la vocación y la entrega.