Opinión por: diputado Benjamín Carrera
Durante la historia de la humanidad, los animales han sido utilizado con diversos fines que no únicamente se orientan a la satisfacción de necesidades básicas o de trabajo, sino que han pasado incluso a ser objeto de entretenimiento en diferentes formas, lamentablemente en su mayoría, infringiéndoles sufrimiento.
Afortunadamente, los cambios en la percepción y sensibilización de las personas ante el sufrimiento de los animales, así como la exigencia de brindarles un trato digno, no ha quedado rezagado y es ahora un interés compartido por la mayoría de las comunidades.
Muestra de lo anterior es el caso de Benito, la jirafa que no ha dejado indiferente a nadie en Ciudad Juárez, llegando incluso a movilizar a la ciudadanía que ha llevado este debate hasta la conferencia mañanera del Presidente cuestionando las condiciones de su estancia en una ciudad cuyo clima no es indulgente, pero menos las instalaciones y la falta de adecuaciones que prometían las autoridades estatales. Afortunadamente ha sido la ciudadanía que ha aprovechado los espacios a su disposición, quienes han puesto en descubierto una serie de ilegalidades motivadas por el capricho de repetir un error previamente cometido… quizá a estas alturas, la gobernadora debería saber que no necesitamos otro Modesto para aprender lecciones de bienestar animal.
Contradictoriamente, esto pasa en un estado que se ha caracterizado por mantenerse a la vanguardia en materia legislativa enfocada al bienestar animal: contamos con la tipificación de los delitos en contra de los animales de compañía, la prohibición de peleas de perros, de espectáculos itinerantes con animales marinos y de espectáculos circenses con animales vivos, cuestiones cuyo avance no debe cesar sino ser progresivo en concordancia con el pensamiento que sostiene que el sufrimiento innecesario es reprochable y la crueldad es un acto injustificado cuyas prácticas deben erradicarse.
Como parte de estos temas, encontramos que la prohibición de las corridas de toros y espectáculos taurinos que utilicen animales, ha sido un tema recurrente que no debiera quedar a escrutinio del falso humanismo sino que debiera partir precisamente de la voluntad popular, motivo por el cual, como ya le adelantaba en una anterior entrega, ha motivado la presentación de una petición de consulta pública ante el IEE, para de esta manera, tener datos y fundamentos para proceder legalmente y realizar las adecuaciones que no yo, no algún funcionario, sino Usted estimado ciudadano, considere necesario.
De manera personal le digo que, coincido con la opinión que, hace algunos años ponían de manifiesto diversas casas encuestadoras que mostraban el creciente rechazo de la sociedad por este tipo de espectáculos; si bien, no tenemos datos actuales ni precisos para el caso de Chihuahua, la idea es entonces generarlos y que, más allá de mi opinión, usted manifieste a través de espacios de participación, si considera que este tipo de espectáculos son un deporte, expresión artística o la más cruda manifestación de maltrato animal.
Cierro mi participación no con argumentos en contra de las corridas de toros, y con una intención más allá de molestar a alguna persona aficionada de las mismas, pero sí muy a favor de la participación como el medio idóneo para que, Usted sea quien extienda su opinión, porque, como ya sabe, en estas letras siempre se pone primero a la gente.