Por: Rosalío Morales Vargas
Si hay gentes que edulcoran a la guerra,
enorme deterioro hay en la tierra,
es debacle moral;
violencia que a los niños les aterra
y desplaza a miles, los destierra
al dolor abisal.
Patéticas imágenes dantescas,
de la codicia y la ambición grotescas,
en un cruel frenesí;
se empeñan en profundizar las grescas
tienen obstinaciones canallescas
y un juicio baladí.
Terremotos de infamias se solazan
cuando órbitas de muerte obuses trazan
su tétrica misión;
no hay salidas reales o se aplazan,
enormes sufrimientos se entrelazan
y duele el corazón.
Honda crisis del clima y el ambiente,
problema estructural, no contingente,
frenarlo de raíz;
el hambre se ha tornado permanente,
avasalla en todo continente,
población infeliz.
Hay un dominio de corporaciones,
que acumulan ganancias por millones,
no dejan de explotar;
ejercen el control de posesiones,
el lucro y el poder son sus razones
su yugo va a acabar.
No cede una micra la esperanza
las luchas arremeten con pujanza
cubiertas de arrebol;
se busca la justicia, no venganza,
las resistencias dejan de enseñanza
fundirse en un crisol.
Germinan en silencio las revueltas,
y las insurrecciones no disueltas,
capoteando al simún;
son unas marejadas muy resueltas
van a contraviento y velas sueltas
en lid por el común.