Fortaleciendo la Innovación y la Cooperación; Un Enfoque Integral para el Desarrollo en Chihuahua: David I. Hernandez

Por M.C. David I. Hernande

Chihuahua, Chih.- La innovación científica ha demostrado ser un factor primordial vinculado al desarrollo económico, político y social de las sociedades que han invertido en esta área. Desde los albores de la revolución industrial, las sociedades que contaban con un mayor progreso científico y tecnológico se erigieron como pioneras en el avance social y económico, generando un efecto secundario de progreso en diversos ámbitos.

Durante el siglo XIX y a principios del XX en México, se logró emular esta perspectiva, dando lugar a lo que ahora reconocemos como las urbes más avanzadas y con mayor desarrollo económico en el país. Sin embargo, debido a la migración de capitales hacia China y otros países por parte de grandes inversores extranjeros, la innovación ha ido perdiendo gradualmente su prominencia y relevancia en la visión global de las políticas públicas. Además, la separación marcada entre la investigación científica considerada ‘básica’ y ‘aplicada’ ha conducido a un descuido en la colaboración de ambas visiones para generar programas de investigación. Estos programas podrían iniciar desde lo fundamental y, al mismo tiempo, adaptarse a las necesidades sociales y del mercado en donde se originan.

En el contexto particular de Chihuahua, se vuelve imperativo respaldar el emprendimiento de nuevas tecnologías. Más allá de lo evidente, nuestro estado alberga una variedad innumerable de desarrollos agrícolas y tecnológicos que merecen ser unidos. Es esencial forjar vínculos colaborativos entre diversas industrias para fortalecerlas, al tiempo que se crean condiciones económicas más favorables, especialmente para pequeños productores e industriales que enfrentan desafíos en proveeduría y materias primas.

El fortalecimiento de condiciones para estimular los mercados internos proporcionaría ingresos adicionales y abriría nuevos espacios para el empleo de más residentes de Chihuahua. Por ejemplo, el sector agrícola primario, mayormente abastecido con semillas extranjeras, plantea interrogantes importantes: ¿Qué se requiere para producir semillas en Chihuahua? ¿Por qué no enfocarnos en la autosuficiencia de mercados primarios?

Es vital comprender las razones detrás de la importación de semillas. Más allá de intereses macroeconómicos, la limitada disponibilidad de maquinaria, equipos y conocimientos para la extracción de semillas de los cultivos, junto con la falta de un mercado interno de semillas establecido, dificulta la creación de cadenas productivas entre los mismos productores. La conexión con las universidades es insuficiente y la colaboración intersectorial es extremadamente complicada.

La solución es evidente: los centros de innovación deben acercarse para comprender las necesidades fundamentales de los distintos sectores. Se debe dejar de privilegiar únicamente los emprendimientos de sectores económicos «exclusivos». Además, es crucial que los estudiantes de universidades y centros tecnológicos comprendan que las tecnologías son transferibles. Por ejemplo, una máquina de CNC no solo puede producir insumos para la industria manufacturera, sino también maquinaria agrícola y biotecnológica.

La respuesta radica en trabajar desde lo elemental y establecer objetivos concretos y claros sobre cómo avanzar en estos esfuerzos. Existen ejemplos admirables que buscan dar fuerza a esta visión, pero requieren más recursos, visibilidad y, sobre todo, un cambio cultural para avanzar hacia una sociedad con una perspectiva científica, tecnológica y cooperativa.