Ante el anuncio realizado por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de un notable incremento al salario mínimo en 2024, el secretario General de Gobierno de Chihuahua, Santiago de la Peña Grajeda, manifestó que habrá que esperar a conocer cómo se implementa y aseveró que de poco servirá si continúa creciendo el empleo informal y poco impactará a las familias si continúa al alza la inflación y el costo de la vida.
Preguntado en torno al anuncio presidencial, De la Peña inició señalando que «creo que habrá que ver qué es exactamente o cómo se materializa esto». Dicho esto, recordó que «el aumento al salario mínimo no necesariamente se refleja en un mayor bienestar para las familias luego esto que genera una una espiral en donde vemos cómo (…) esta subida el salario mínimo mínimo se traslada al alza en los costos de algunos productos de la canasta básica, los propios combustibles, enseres eléctricos, etcétera».
Es por ello que insistió en esperar a que se tome esta decisión para luego poder opinar y medir el impacto real.
Esto, afirmó, debido que si bien en varias ocasiones se ha anunciado «a bombo y platillo» el aumento del SMI en altos porcentajes, esto debe contrastarse también con la cada vez mayor cantidad de personas que se dedican a la economía informal.
«Entonces, ¿de qué sirve aumentar el salario mínimo si no estamos creando más empleos y mejor pagados? Entonces es un tema complejo, habrá que esperar a que el presidente de la República o el Gobierno Federal defina cuál será el camino que se va a transitar en ese sentido y luego analizaremos el impacto», aseveró De la Peña.
Enfatizó que por lo pronto, el Gobierno del Estado de Chihuahua está concentrado en crear más y mejores empleos. Destacó que la semana pasada la propia gobernadora compartió la llegada de nuevas inversiones extrajeras directas que siguen llegando a la entidad con empleos mejor pagados. .
De la Peña afirmó que en el tema del salario mínimo pasa lo mismo que con el anuncio de la iniciativa de la reducción de la jornada laboral de las 48 a las 40 horas semanas. Apuntó que en este caso hay que investigar y tomar en cuenta lo que ha sucedido en otros países como por ejemplo Francia, donde se ha venido reduciendo la jornada laboral, si bien en este caso fue hasta las 35 horas semanales, «y no necesariamente esto ha significado una una mejora en las condiciones de vida de los ciudadanos».