El tigre hace su aparición

Por: Mtra. Rosa Cruz Ornelas Gómez

El enorme felino se yergue sobre una roca en actitud rampante, de ahí domina el panorama, achica las ambarinas pupilas y desparrama la vista por sus dominios. Dentro de la especie de los felinos, está catalogado como el más grande y es un formidable depredador.

Ensancha el poderoso pecho, levanta el morro y aspira la brisa que le trae un aroma de libertad.

En su majestuosa y salvaje belleza hay un algo de nobleza, es un depredador, sí, pero no ataca si no es necesario, tiene rasgos de ternura para sus crías. Durante mucho tiempo, un tiempo indefinido, tanto que ya no recuerda no estaba conciente de su poderío, de su fortaleza.

Ahora se siente libre, poderoso y con un ágil salto libra varios metros y echa andar decidido, enérgico asentando firmemente sus garras y en cada pisada va dejando huella de su paso, lleva en su mente fija la meta hacia donde se dirige si de norte a sur de este a oeste no importa la distancia ni los obstáculos, no le arredra el frío de la madrugada, ni el calor agobiante del mediodía.

Se dezplaza por colinas, villorrios, caseríos, caminos montañosos, se dirige a su destino lo llama la «QUERENCIA». En su caminar a intervalos emite un poderoso rugido y los que lo escuchan enmudecen y se repliegan temerosos.
Por fin llega al final de su viaje, en la fecha prevista y el momento indicado y se posiciona majestuoso, omnipresente, poderoso, avasallador, su sola presencia impone, lanza un rugido de advertencia y tal parece que repercutiera en todos los ámbitos: en los valles, en las montañas, en los pueblos, en los caminos.

Es como un eco que se va replicando y viajando a todo lo ancho y largo del territorio y lleva un contundente mensaje:

EL TIGRE DE LA CUARTA «T» SE HA EMPODERADO