El pecado de ser nóvel

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Cuando se estudia en una escuela formadora de docentes, es actividad recurrente pensar en el futuro cercano, imaginarse cómo serán sus primeros días como docente, a qué escuela llegarán y en general soñar en con un mundo laboral idealizado por años de preparación y vocación; desafortunadamente al egresar, con base en decepciones, la triste realidad es avasallante.

Los maestros y maestras de nuevo ingreso, desde la Reforma educativa del expresidente Peña Nieto se enfrentan a retos varios para desarrollar su función docente, ¿Su pecado? Ser docentes nóveles en tiempos y circunstancias políticas poco favorecedoras para ellos y ellas.

Con salarios irrisorios, con prestaciones perdidas, con una dinámica de permanencia en el servicio público que poco ayuda a su superación profesional y personal, sin promociones pero con mucha carga académica y administrativa y si a ello, se le suma que sean maestros foráneos, las expectativas de crecimiento se van diluyendo.

Podemos ver en las escuelas de los distintos niveles a muchos maestros entregando lo mejor de sí en las aulas, brindando su mejor sonrisa a sus compañeros y directivos, esmerándose por atender a padres de familia, sin embargo, en su interior crece la desesperanza al ver su raquítico sueldo quincenal, al observar como suman deudas, como los compromisos económicos se acumulan, aumenta el estrés y la frustración por saber el cuándo podrán obtener una estabilidad económica.

Y si son foráneos, la crisis existencial se potencializa, llegan los recibos, los viajes semanales a sus lugares de origen carcome su escasa economía, perder amigos, familia y alejarse de sus seres amados por lapsos prolongados, lacera el alma, acalambra las ganas.

Son muchas las historias de docentes preparados y capaces que ven mermada su intención vocacional, ¿Cuántos habrán pensado en claudicar? ¿Qué cantidad de maestros y maestras actualmente están pensando en renunciar al no visualizar un futuro prometedor? ¿Cuándo se les hará justicia?

Se dice que un verdadero maestro o maestra puede con eso y más, y sí, pero es indispensable una buena remuneración a todos los esfuerzos; si permanecen dando clases aún con adversidades son unos verdaderos guerreros, de no ser así, nadie tendríamos derecho a criticarles o a poner en tela de juicio su personalidad y coraje, simplemente, su circunstancia no les permitió sufrir tanta carencia.

Ser nóvel y foráneo hoy, es luchar contra todo, hasta con sus propias convicciones y conciencia.