Por: Rosalío Morales Vargas
No decaigas. Estamos otro mundo construyendo
a pesar del oleaje crepitante.
Es magra todavía nuestra fuerza,
lejano el horizonte;
pero el rumor vivificante de entusiasmo
y la impaciente prisa por romper grilletes,
harán venir los días
de febril resistencia desbordada.
El penetrante otear de nuevos vientos,
es como oasis en mitad de tierra yerma
y la palabra de encendida dignidad,
será un haz de sol penetrando entre las nubes
que acallará los cantos de sirena del desánimo.
Tonos de aurora despertarán las madrugadas
para impedir hostiles tolvaneras
de acre desaliento encabalgado.
Talantes que no aceptan claudicar,
pues son las melodias de hojas secas
que amorosas susurran al oído del otoño;
son las noches y días de tenaz lucha
que rompen ataduras de mutismo
y disuaden borrascas ateridas;
somos impulso y voluntad
que impreca sujeción y servidumbre.
No desfallezcas, no claudiques, no te rindas,
que la utopía es el sueño al que te brindas.