43 líneas: 93 meses

Por: Rosalío Morales Vargas

¿ Hasta cuándo la espera
inicua, atormentada?
Arguyen que no saben
los parajes sombríos
en donde los dejaron;
los lugares ignotos
de hirsutos matorrales
y penumbras nubosas,
o en cual hostil barranca
preñada de silencio.
Seguro que esperamos.

Aunque se extienda impune
un velo oscuro, espeso,
y una barda funesta
de ladrillos indemnes,
y un gesto de indolencia
sin el alcance cierto
de llegar hasta el fondo
del putrefacto pozo
de sordidez e infamia,
de miasmas rebosante.
Seguro que esperamos.

Sí, les esperaremos,
pero no en el lamento
de la espera pasiva
o la acerba derrota,
y no en la pesadumbre
de ocasos macilentos
y lloviznas hurañas;
esperamos alertas
entibiando sus nombres
en ascuas de memoria.
Seguro que esperamos.

Nos dicen les han visto
por telúricas sendas,
iluminando auroras
de colores rebeldes,
esparciendo semillas
en surcos insurrectos,
acompañando marchas
al son de la protesta,
y con ritmo insurgente
sublevando conciencias.