Rescatar el Preescolar

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Son innegables los beneficios que los niños y niñas, desde temprana edad, pueden recibir en su educación formal y es el preescolar el nivel adecuado mediante el cual obtienen, a través de la guía y orientación de las educadoras, la formación necesaria para enfrentar los retos personales, socio-afectivos y educativos que más delante se les presentarán.

De ahí la urgencia de implementar todo un plan de acción para incentivar a los padres de familia a inscribir a sus hijos e hijas en Preescolar, es imprescindible establecer estrategias que inviten a la conciencia de lo importante (y obligatorio) el que reciban su educación en los jardines de niños. Es alarmante la notoria baja en las preinscripciones en este nivel.

Queda claro que, con una convocatoria oficial, con estrategias surgidas desde la perspectiva docente y gubernamental, el rescate de la matrícula para preescolar puede ser una realidad; incentivar, motivar, persuadir y convencer a los padres de familia de las bondades de este nivel, sin duda, es tarea insoslayable.

El que sean pocos los alumnos inscritos conlleva al cierre de grupos y con ello, los espacios para el desempeño de las labores magisteriales se ven reducidos, al día de hoy, la demanda de maestras es mucho mayor a la oferta, condenando a las profesionistas de la educación a ejercer otro tipo de trabajos distintos al que se prepararon arduamente al menos por 4 años de su vida. Ahí la importancia de promover el nivel.

¿Y las Normales? ¿Tendrán que dejar de ofrecer su licenciatura en preescolar? Si no se hace nada al respecto, pronto, muy pronto las escuelas normales se convertirán en fábricas de desempleadas, no tendrá razón de ser ofrecer esta carrera ante la nula posibilidad de obtener un trabajo en escuelas públicas y quienes ya son egresadas estarán condenadas a la frustración, a la desesperanza y a la zozobra.

Un buen proyecto, una urgente atención y ocupación en resolver la problemática es tarea impostergable. Los convocantes pueden y deben ser todos los actores y actoras que intervienen en el hecho educativo. Solo es cuestión de voluntad y convencimiento.

De no hacerlo, toda la vocación, la ternura y el cariño  impresos por las maestras hacia sus educandos será guardado en el interior de cada una de ellas impidiendo su valiosa exteriorización.