Por: Profr. Fernando Alvarez Montoya
LEA* colea, colea ni colea; en vez de caminar aletea y aletea.
Volaron las palomas que había en catedral;
porque está llena de “HALCONES” el palacio nacional.
LEA* colea, colea ni colea; en vez de caminar aletea y aletea.
LEA* Luis Echeverría Álvarez
“HALCONES”* eran los miembros de un grupo paramilitar, jóvenes reclutados en barrios marginados y violentos de la capital mexicana que habían sido entrenados por militares de los gobiernos de México y los Estados Unidos a finales de esa década. Con balas calibre 45 y carabinas 30 M-2 abatieron a jóvenes manifestantes, quienes corrieron para poder salvar sus vidas. No obstante, la persecución acabó después de horas. Hombres armados intimidaron en las salas de urgencia de los hospitales a médicos y enfermeras: no debían atender a los marchistas heridos. El objetivo no era disolver la manifestación… era matar.
Revisado, reeditado. CNDH. México
A 51 años de la matanza estudiantil del jueves Corpus del 10 de junio de 1971 no podemos callar el hecho de que en ese infame halconazo, donde cayeron asesinados varios jóvenes, fue una siniestra represión y la continuación de un acto genocida que comenzó con la matanza de 2 de octubre 1968 en Tlatelolco y acto que extendió la lucha armada de grupos disidentes principalmente jóvenes estudiantes y maestros a lo largo del país que posteriormente se conoce como “guerra sucia.” Rosaura Gutiérrez… revisión, reedición.
El calor atosigaba, mi intención era participar en la marcha convocada por los jóvenes del poli (IPN) y los de la UNAM. No pude, no hubo oportunidad de participar en la acción de protesta. Herméticamente cerrados los espacios por los granaderos era imposible ingresar a la marcha so pena de una golpiza.
Sin duda y sin saberlo vivía el preámbulo de lo que sería una fecha que trascendería e inmortalizaría una vez más una de las luchas sociales más importantes que perfilaría y construiría el México que hoy tenemos.
El 23 de septiembre 1965 en Madera, Chihuahua. 2 de octubre en Tlatelolco y 10 de junio en la Cd. de México; -sin olvidar y dejar atrás las luchas de maestros disidentes, estudiantes, ferrocarrileros, copreros, campesinos, obreros y médicos- fueron las luchas que iluminaron el México oscuro, sustraído, miserable y explotado gobernado por la corruptísima dictadura príista. El asesino, los asesinos aun gozan de cabal salud. Ni perdón, ni olvido.
10 de junio de 1971 se sumó a la enorme lista de agravios cometidos contra el pueblo por el genocida y asesino gobierno priista. La sangre derramada por miles de mexicanos abono, y sigue abonando tierra fértil para construir un México en que quepamos todas y todos.
La transformación que es tangible –el que no quiere ver, que no vea- y vemos, es el resultado de ese sueño transformado en acciones de construir un México más equitativo, justo y democrático.
Las luchas, el sacrificio ofrendado, las gestas heroicas en las que miles de mexicanas y mexicanos participaron no fueron en vano.
Lograron abrir caminos para que nuestra sociedad transitará hacia un cambio de transformación democrática del país. De nuestra Patria. Es necesario transmitir esta historia contemporánea de generación en generación para que los futuros ciudadanos no permitan que los asesinos y la corrupción regresen. Ni perdón, ni olvido. Justicia y castigo a los culpables.