Amenazas

Por: Rosalío Morales Vargas

La humanidad se encuentra amenazada
por las emanaciones deletéreas,
del infame barrunto de las armas
y el graznido grotesco de asesinos;
mientras pueblos atónitos reciben
sus raciones de horror y desventuras;
está el reloj nuclear a unos segundos
del eclipse total de media noche.

Nuestro mundo se encuentra en las tenazas
del culto y fetichismo hacía el dinero,
del desenfreno a ultranza del saqueo,
por el dogal ceñido hasta la asfixia
de una deuda inmunda y repugnante,
que afianza los baluartes del despojo,
que muta en mercancía todo lo humano:
los afectos, costumbres, sentimientos.

La devastada tierra ya no aguanta
la convulsión ruidosa del silencio,
por tósigos rampantes en los mares,
por ultrajes de pestes y de hambrunas,
por la feroz cultura de patriarcas,
por riesgos de extinción de las especies,
por la abyección e inequidad que emanan
de modos destructores de armonías.

Tenemos, sin embargo, una tarea,
superar esa historia ignominiosa
de injusticias, catástrofes y guerras;
quizá sea clamar en el desierto,
flotar a la deriva en el océano,
entonar melodías en la ventisca,
pero si no lo hacemos desde ahora,
sobrevendrá el infierno en el planeta.