Por: Víctor M. Quintana S.
No es para menos la situación que estamos viviendo el jueves 10 de febrero ocupamos el segundo lugar mundial en fallecimientos por Covid 19 en un solo día con 927. A pesar que se avizora alguna lucecilla al final del túnel, el tramo que falta está lleno de oscuridades y peligros. Por eso son bienvenidas las voces que llaman a la conciencia.
Un conjunto amplio de organizaciones de la sociedad civil y de personas publican un urgente Llamado a la Solidaridad, Colaboración, Responsabilidad y Verdad. Frente a la Pandemia #Unamos Fuerzas. Es un documento quebusca sacudir ánimos .De él extractamos lo más importante.
Punto de partida: la situación de pesadilla provocada desde hace dos años por la pandemia de COVID 19. En lo sanitario, los hospitales se han vuelto a saturar, están aumentando los decesos, hay largas filas de espera para las pruebas, que son insuficientes, y la vacunación no avanza como se esperaría, hay muchas personas que no quieren o no han alcanzado vacunas y el personal médico está exhausto. La inmunidad de rebaño está lejos y el virus puede seguir mutando.
Todo esto ha golpeado duramente a muchas familias. Además de tener que enfrentar la enfermedad, vivir duelos, confinarse, han perdido el empleo, reducido sus ingresos a la vez que se incrementan sus gastos, también inducidos por la pandemia. El estrés se ha agravado, afecta aún más las relaciones familiares y la violencia doméstica es más frecuente.
A pesar de una leve recuperación económica, hay factores que no permiten presagiar lo mejor: no se va a crecer lo que se esperaba, la inflación se disparó como no lo hacía hace años, el aumento de los alimentos y de la canasta básica en general puede hacer que se agoten las ya muy magras reservas de las familias.
Por eso se impone ese angustioso y múltiple Llamado a la Solidaridad, Colaboración, Responsabilidad y Verdad que nos pide que #UnamosFuerzas.
Lo que más debemos considerar es el llamado a la sociedad en general:
se nos invita a desplegar un gran esfuerzo de solidaridad y de ayuda mutua. A colaborar para la provisión de alimentos, ropa, artículos sanitarios, medicamentos, pero también a pagar mejor a quienes nos sirven, a responsabilizarnos por que nadie le falte a quienes trabajan para nosotros. A organizarnos para proporcionar cuidados, atención a la salud mental, orientación psicológica o pedagógica a quienes más lo necesitan. A acompañar a quienes viven en soledad. Y a no bajar la guardia, seguir usando cubrebocas, evitar aglomeraciones y observar la sana distancia. Que no haya quien tenga que colocar la bandera roja afuera de su casa.
A los gobiernos y legislaturas hay mucho a que llamarlos: a priorizar la salud en los presupuestos y la asignación de recursos para la atención y protección de toda la población, la vacunación universal expedita, la dotación de los suministros sanitarios requeridos. También a acudir en apoyo a la economía de las familias, condonando impuestos, evitando incrementos en los mismos y en el cobro de derechos. Subsidiando a micro, pequeñas y medianas empresas para que no se pierdan más empleos. A ofrecer información verdadera y verificable sobre la situación sanitaria, económica y social. A equipar adecuadamente a las escuelas para proteger la salud del alumnado y el personal docente. A postergar gastos en viajes, en eventos innecesarios y costosos.
A las grandes empresas y empresarios se les pide apoyen con todo a sus trabajadorasy trabajadores manteniendo sus empleos y mejorando sus ingresos. A que provean todo lo necesario para proteger la salud en los centros donde laboran y se preocupen también por la salud de sus familias. A aquellas empresas que han visto aumentar sus ganancias con la pandemia, como son las farmacias, los laboratorios, el comercio electrónico, los bancos. se les llama a que compartan parte de esas ganancias con quienes más lo están necesitando, sobre todo en el aspecto de salud.
A los medios de comunicación se les llama a dar prioridad a la información relevante para las personas, sobre la forma de enfrentar la pandemia con solidaridad y responsabilidad. A que ayuden a cambiar la conversación pública hacia los temas más realmente más importantes, a fin de generar colaboración y ayuda mutua.
A los políticos profesionales se les pide que dejen de agobiarnos con sus disputas por el poder, sean sensibles ante el nivel de tragedia que están viviendo millones de personas y de familias que perdieron seres queridos, empleo, patrimonio o están teniendo dificultades para acceder a sus derechos básicos de salud, alimentación, educación, vivienda.
También hay llamados a los médicos especialistas, a la comunidad científica y tecnológica.
Para leer el texto completo y/o sumarse al llamamiento se puede acudir al sitio
UN LLAMADO A LA SOLIDARIDAD.5.docx (cadhac.org).
Pero, si queremos seguir el espíritu de este llamamiento debemos actuar ya: no nos preocupemos si otros atienden o no el llamado. Actuemos la solidaridad ya con la gente de nuestro entorno que más lo necesita. Invitemos aotras personas a organizarnos, a operar mecanismos de información sobre requerimientos de ayuda, trascendamos la banalidad que luego se adueña de redes sociales y de espacios públicos y convirtamos la pandemia en la oportunidad de hacernos más personas, más comunidad.