¿Y el dinero para las escuelas?

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Tras el regreso a clases presenciales, aún con las características particulares que envuelven a dicha vuelta a las aulas, salieron a  la luz la gran cantidad de escuelas vandalizadas y víctimas de robo total o parcial de sus instalaciones, materiales y equipamiento.

Como no es para nadie desconocido, muchos padres de familia también se vieron afectados por causa de la pandemia al ser “descansados” en sus trabajos o simple y llanamente despedidos, otros desocupados ante el cierre de gran número de negocios y empresas.

Por lo anterior, reviste de gran importancia el anuncio hecho al menos hace un par de años por parte del Presidente de la República en el cual manifestó que los recursos federales para las escuelas del nivel básico de todo el país llegarían directamente a través de las Asociaciones de Padres de Familia de cada centro escolar, sin embargo, tras muchos meses del anuncio, en los jardines de niños, primarias y secundarias se siguen preguntando ¿ Y para cuándo llega el dinero?.

Son muchas y muy variadas las carencias y necesidades de las comunidades escolares como para seguir esperando los recursos; es verdad, existen padres de familia que con esfuerzo y compromiso hicieron su aportación voluntaria para subsanar las carencias, sin embargo, es poco lo que se pudo recaudar por esa vía ante los acontecimientos pandémicos que nos aquejan, de ahí la urgencia de hacer llegar sin demora los montos económicos que correspondan.

Es tan apremiante la situación que al día de hoy existen escuelas que permanecen cerradas por falta de tuberías, cableados, chapas, puertas o ventanas, vaya, hay casos en que nos sólo sustrajeron motores de aires acondicionados, sino el aparato completo y hasta tinacos.

Mientras las prioridades de muchos políticos siga siendo pelear en tribunas legislativas, acusarse de todo y luego festinar juntos en torno a una lujoso restaurante, asignar recursos multimillonarios a organismos que son auténticos “elefantes blancos”, y en general asignarse o autoasignarse prebendas y beneficios, las instituciones educativas deben esperar a que les llegue un dinero que seguramente no alcanzará para todo pero definitivamente sí aliviará en mucho las lamentables condiciones en la que los maestros y maestras deben cumplir con su misión.