Por: Profr. Fernando Álvarez Montoya
«Murilloe” representaba la antítesis, lo “otro”, lo que muchos quisiéramos ser y hacer. Su fortaleza como ser humano radicaba precisamente ser dueño absoluto de su libertad; libertad conculcada a los “normales” que desconocemos, que vivimos en esclavitud.
Expresarse y actuar sin miedo a las críticas y a las consecuencias que generaban su “anormal” conducta no constreñía ni oprimía el espacio de este ser extraordinario; ser, que caminaba en oposición a lo establecido como estar dentro de la normalidad.
En el plano religioso, “Rafaelo” mantuvo fuerte controversia con las autoridades eclesiásticas de nuestra ciudad. Su ateísmo radical era manifiesto y lo expresaba sin ningún rubor y con mucho desparpajo en lugares públicos, Negar la existencia de Dios frente a la Catedral de Cd. Juárez, y acusar de mercaderes y vendedores de mentiras a la jerarquía católica. No cualquiera. Murillo sí.
En lo académico tenía muy claro cuál era su misión. El profe, no aceptó ser sólo un vocero de las tesis reproduccionistas y acabadas en cuanto la función social del Maestro que instituye y promueve la SEP. Dueño de si, independiente se alejaba de planes y programas para darle totalmente una visión promotora de enseñanzas más humana, menos memorística y más transformadora. Poseedor de la visión de la “otra escuela” que no sujete al individuo de ser, crecer y crear. Explorar, promover el desarrollo de la inteligencia a través de actividades lúdicas (ajedrez y poesía) fue parte cotidiana del quehacer académico de “Rafaelo”. Generaciones enteras de ajedrecistas fueron parte de la obra genial de Murillo.
En lo político-sindical. Disidente, opositor a la cúpula sindical fue actitud que mantuvo con rebeldía durante toda su vida. “Murilloe’ con dignidad peleó en contra la corrupción endémica de los líderes de la dirigencia sindical de la 8va y la 42. El profe, se plantaba, se manifestaba con fuerza en sus discursos impetuosos en contra de la corrupción que permeaba y aun permea en el sindicato. Digno, el profesor jamás aceptó el sindicalismo charro oficial, nunca consideró acercamiento físico, ni dialogo, los consideraba corruptos y tenía temor que con sólo acercarse se contaminaba. Férreo opositor, siempre, toda su vida luchó dentro de la disidencia magisterial para concretizar el sueño o que aún permanece: democratizar al sindicato.
“Rafaelo” único, gran amigo era, sin duda un ser humano excepcional, El escogía a sus amistades, permitía la entrada sólo a muy contadas personas, no cualquiera entraba. Su mano la cuidaba con extremo, no la extendía a cualquiera. Original hasta en se vestir, el “Chico Che” le decían personas que al profe no conocían.
La vida otorga excelsos privilegios, a mí la vida me otorgó el alto honor de compartir con “Murilloe” el pan, la lucha político – sindical en las calles. Fueron experiencias de vida con las cuales intentamos transformar dentro de nuestro pequeñísimo espacio este mundo bizarro, lleno de opresores y oprimidos.
Rafael Murillo Espinoza “Rafaelo Murilloe” dejo de existir a los 57 años Nació el 22 de octubre de 1939 y falleció el 30 de diciembre de 1996.
Honor a quien honor merece.