Por: Punto…
Bueno, bueno, bueno. Deprimente e inhumano afirman que es lo menos que se le puede decir al estado de la zona de baños y regaderas del Área Cirugía del Hospital de Especialidades Lázaro Cárdenas del ISSSTE, el único de este tipo de la institución para toda la región centro de la entidad.
Así lo hizo llegar a esta casa editorial un paciente que lo vivió, más bien sufrió, en sus propias carnes después de que ayer fuera intervenido quirúrgicamente. Si bien no dudó en calificar de “excelente” el servicio médico recibido en el quirófano y la atención de las enfermeras, tampoco le tembló el pulso a la hora de hacer del conocimiento de la opinión pública la situación y el lamentable estado y operación de la zona de baños con apenas una taza y una regadera en servicio para 30 pacientes recién operados, muchos de ellos adultos mayores que deben hacer largas filas –horas después de salir del quirófano- para poder desahogar sus necesidades fisiológica.
Según su testimonio de primera mano, tras salir de la cirugía, fue enviado a cuarto y le pidieron que caminara para que favorecer que el intestino y el riñón volvieran a funcionar con normalidad, así como que fuera por sus propios medios al baño a orinar y que éste es un requisito obligado a la hora de dar las altas.
La operación fue un éxito, que de forma muy profesional acabaron con su problema de obstrucción en el sistema digestivo. El problema, en su caso, vendría luego, cuando tras ponerse a caminar llegó al baño y se encontró con que había un único baño en funcionamiento para toda el área Urgencias de hombres, un solo baño para 30 hombres.
“Cuál es mi sorpresa que nada más hay un solo sanitario, taza, funcionando, las demás tazas o tienen una silla arriba o le falta la tubería”, relataba, asegurando que en otra ocasión le tocó ver una larga fila de varios pacientes formados esperando su turno, de los que muchos eran adultos mayores que hacía sólo unas horas habían salido del quirófano.
Un solo baño y una sola regadera, la cual al ir a usar hoy se encontró con que el agua estaba “menos que tibia”. Como sea afirmó que aguantó y se bañó ante el asombro de los enfermeros.
Ni que decir tiene el privilegio que representa ver a alguien con bata en la zona. Dicen que uno de estos días vieron a un paciente con una bata de baño y una señora le dijo “pues ¿qué usted es VIP?”. Nada más lejos de la realidad le contestó el otro, precisándole que nada de eso, que si la llevaba era porque la había llevado de casa.
Escuchada la explicación, la familiar del paciente no dudó en desahogarse y denunciar “es que aquí yo tengo pidiendo desde ayer que me den una bata limpia para poder cambiar a mi papá”. Dicen que hubo quien le dijo si ya había ido a ropería y que la respuesta de la mujer fue un elocuente “anda, en ropería no tienen nada”.
Pero si encontrar o acceder a una bata ya es de por sí un privilegio, encontrar dónde dejar las bastas sucias estos días afirman que fue una odisea puesto que el bote para depositarlas, literalmente desapareció de los baños de hombres.
La molestia de algún paciente dio pie a una llamada al encargado de Mantenimiento de mantenimiento, quien tras personarse en la zona aseguró ni corto ni perezoso que el bote lo habían tirado porque estaba quebrado y que podían esperar, mejor sentados porque iba para largo, que les dieran uno nuevo.
Ya aprovechando su presencia en el lugar, le pasaron el reporte de que en el baño de mujeres también había dos tazas tirando agua y un enfermero aprovechó para preguntar si habría problema si metían a algunos hombres al baño de mujeres para intentar solventar el problema existente en el de caballeros.