¡Me disculpo, maestros!

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Yo tampoco estaba preparado para esta clase de educación, créeme que me ha sido muy difícil adaptarme a cosas también para mi desconocidas.

No,  no es tu culpa el fallar o el a veces no comprender las tareas y actividades, son estas nuevas formas de enseñar las que inhiben una explicación detallada para que puedas entender las cosas de la mejor manera.

De ninguna manera debes sentirte mal porque en casa solo tengamos un celular para todos, no debe ser motivo de tu frustración o tristeza pues ello no define absolutamente nada,  no eres menos por eso.

Sí, en ocasiones no tenemos dinero para poner saldo al teléfono y tener datos para enviar a tiempo tus trabajos, no lo reclames, no te enojes, no hay problema alguno, esa es mi responsabilidad.

Sé que extrañas a tus amigos, correr por el patio de la escuela, jugar en las canchas o en los columpios, comprar en la tiendita, reír, gritar, abrazar a tus compañeros de clase, estoy seguro que todos sienten lo mismo, es válida tu frustración, tu desánimo por atender las cuestiones académicas, pero debes tener confianza en que pronto estarás con ellos.

Perdóname por no acompañar con prontitud tus tareas, debo salir a  trabajar y procurar que te falte lo menos posible, no te imaginas cuanto desearía poder estar presente en tus tristezas, tu apatía, tu desgano; de alguna manera quisiera corresponder tu interés por aprender aún con tantas dificultades.

Discúlpame si no domino todos los temas que te encargan, pues aunque quiero, me es imposible ayudarte, no entiendo muchas cosas y otras simplemente ya se me olvidaron.

Aún con todos los quehaceres y obligaciones propios de la casa, me esfuerzo por estar un tiempo contigo, quizá no es suficiente, lo siento, en ocasiones me gana el cansancio de mi cotidianidad laboral.

Pero no te preocupes, contamos con grandes aliados para superar esta dura etapa: tus maestros. Ellos comprenden y entienden todo y más de lo que te he dicho, están dispuestos y preparados para enfrentar estos problemáticas y manejarlos de la mejor manera para lograr tu bienestar académico, social y emocional. También son padres de familia y eso los hace grandes, enormes, ante este descomunal reto.

Disculpa mis regaños hija mía, perdona  mis reprimendas hijo mío. Es difícil esta prueba, pero entre todos saldremos adelante.

Y cuando esto pase no se te olvide agradecer a tus profesores su ayuda y consideración.