Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
Criminal el desdén por parte del Gobernador Javier Corral quien ahora, en el ocaso de su periodo sigue mandando el mensaje de no importarle desaparecer Pensiones Civiles del Estado.
La otrora institución de seguridad social, ejemplo a nivel nacional por la calidad de sus médicos, procedimientos, organización y medicamentos, hoy se encuentra en lamentables condiciones debido al criminal olvido de la actual administración del Gobierno chihuahuense.
El viejo argumento de haber encontrado las finanzas estatales quebradas al asumir como gobernante, a estas alturas ya no son válidas pues fueron muchos meses para, al menos, presentar un plan de rescate para PCE; nunca se hizo, jamás se intentó.
No obstante que a los derechohabientes se nos descuentan puntualmente las aportaciones, la inoperancia, la ineficiencia o la incapacidad de los pseudo administradores han llevado al extremo la necesidad de presentar medidas que, mínimamente puedan paliar sus gravísimas deficiencias en el manejo de esta loable institución, aunque esto no sea suficiente.
La reforma a la Ley promulgada en el sexenio anterior, la displicencia con que hasta la fecha ha sido manejado Pensiones, los enormes e inexplicables adeudos así como la falta de pericia de los funcionarios involucrados la tienen casi en el colapso mientras la derechohabiencia en general sufre las inmerecidas y terribles consecuencias.
Hoy, somos todos los beneficiarios quienes, con la fuerza que da la razón y la justicia, quienes debemos participar activamente en su rescate. Las propuestas y acciones producto del raciocinio y la conciencia deben convertirse en ideas para poder recuperar, en el corto, mediano o largo plazo, lo que de manera ruin los gobernantes procuraron destruir.
El magisterio chihuahuense en general, desde el nivel básico hasta el superior, tiene el talento y la capacidad para convertirse en referente de aportaciones para hacer resurgir Pensiones; sólo hace falta voluntad para convocarles y convertir sus propuestas en normas jurídicas; ahí es su lugar, en foros, en debates, en mesas de discusión y no en donde se les ha obligado a estar: en la calle, en justas manifestaciones.
La inteligencia de los maestros, maestras y trabajadores al servicio del Estado no puede ofenderse, en el quebranto de PCE hay culpables y pronto, muy pronto éstos y lo que políticamente representan serán castigados.