Por: Wilfrido Campbell Saavedra
Tuve el privilegio de conocer a Rubén Lau, desde la época en que yo estudiaba en la UACH en 1970, como compañero de lucha estudiantil, después como familiar, como compañero de trabajo en la UACJ donde compartimos responsabilidades y desde siempre como amigo.
El silencio triste de su tránsito nos ha privado de su voz, el poder del destino común que todos tenemos nos ha privado de su presencia. Un jueves 19 de noviembre fue el día de la gran pérdida para todos sus familiares y amigos y para toda la comunidad universitaria, él partió al gran viaje y nos sumió en hondo pesar, porque inconscientes, supusimos que nos iba a acompañar por siempre.
El Maestro Ruben Lau ha partido, y nos queda la tristeza, nunca se distingue si esta se siente por la presencia que se nos va, o por la ausencia que se nos queda. No obstante, el Maestro no fue un hombre triste ni transmitió nostalgias… sólo tenía actitudes y palabras de trabajo, paciencia y de apoyo. Fue, en todas las facetas de su vida, líder innato, ajeno al egoísmo, con un humorismo casi infantil, comprometido con su ideario, sus principios y su familia. Vivió su vida, con honestidad, sencillez, fortaleza intelectual, ética y profesionalismo, personalidad que dejo su impronta en quienes lo conocimos.
Ruben Lau Rojo pasa a la historia de la UACJ como un ejemplo de honradez, seriedad, honorabilidad, austeridad y sanos propósitos, que caracteriza el ideal del académico universitario, representante de una universidad que contribuye a formar una comunidad en donde los valores morales estén vigentes.
Maestro Ruben Lau Rojo, tu partida te ha colocado en un lugar privilegiado, nosotros quedaremos contemplando como el recuerdo de tu persona crece, como lo hacen los árboles más nobles con el paso de los años.