Llegaban a la casa y viajeras silvestres
le daban a mi madre sus racimos celestes
y entonces el trigal que en el cielo se oreaba habría zaguanes, puertas, ventanas
y luego nos daba sus campanas, sus aromas terrestres.
Ramón Olvera Cobos
La invitación ahora es adentrarse a la intimidad de la vivienda, pues es la primera de la ciudad. Escribió Ángela Siqueiros Falomir, y eso mismo haremos, hablando de los patios, los lugares más íntimos de los hogares.
Los patios están formados por espacios que albergan diferentes tipos de vegetación, ya sea ornamental, de la región o incluso comestible, y aunque en la actualidad estos se encuentran detrás de las casas o al frente, en un principio se ubicaban en el centro de los hogares, pues eran los protagonistas de la vida diaria.
Se reconoce al patio como una constante en la arquitectura prehispánica, tema que ya ha sido objeto de múltiples estudios, pero que ahora traemos al contexto de la arquitectura del desierto de Chihuahua.
En arquitectura se emplean sistemas espaciales para la composición arquitectónica. La organización central, en este caso, parte de un espacio dominante en torno al cual se agrupan otros espacios.
En el islam, el patio central exterior pertenece a lo divino, como todo lo que se construye de adentro hacia afuera. Al interior, la austeridad es donde se guardan las mejores sorpresas. El partido de patio que traen los españoles como herencia islámico-árabe, dialoga perfectamente con Paquimé.
Estos sistemas constructivos prevalecen aun en algunas viviendas que se han salvado de remodelaciones; su propósito original fue proporcionar frescura durante la temporada de calor, ya que muchos incluían fuentes. Recuerda la arquitecta Emilia Díaz Arreola, de la Sección de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia,.
Hoy en día los antiguos patios continúan con la misma función; en ellos seguimos apreciando diferentes tipos de vegetación, desde árboles frutales, flores de temporada hasta cactus y diseños desérticos.