#UnDíaSinNosotras, el grito de basta en forma de “ausencia”; #UnDíaSinEllas es mucho

Las calles están mucho más vacías que un lunes habitual. Si no pasó por la zona Centro, para que se haga una idea, por momentos como lo estaría un día inhábil, sin serlo. Muchos sólo vieron eso hoy, calles mucho más solitarias, y silencio, pero fue todo lo contrario. En ese vacío y ese silencio que hoy nos dejaron las mujeres, yo vi, escuché y sentí, el puño en alto, el grito firme y el hartazgo de muchas de ellas que ante una sociedad que normalizó la violencia hacia la mujer, la relación desigual y en el fondo de todo ello el no reconocimiento del importante papel que, no sólo hoy –no estrictamente por el día que fue, sino en el sentido de “en la actualidad”- tienen.

Y muchos, hombres e incluso mujeres, pensarán que no hacía falta llegar hasta este extremo. Y en parte cada quien tendrá su pedacito de razón. Pero ante la invisibilidad de algunas problemáticas no atendidas, los gritos de exigencia no escuchados, y la sangre de mujeres derramada sin prevención o en su caso justicia, es lógico que se busquen nuevas estrategias.

Si alguien pretendía –o a estas alturas aún lo pretende- sostener que todo sería igual si las mujeres por un día, como el de hoy, no acudían a sus puestos de trabajo, no atendían sus –cuando deberían ser “nuestras”- labores, se equivocaron, o se equivocan los que después de lo vivido hoy aún así lo creen.

Y hacía falta hacerlo. Sin duda. Qué bueno que se dio. Hoy, con su “ausencia”, con su grito “ausente”, igual que con el enérgico de la manifestación de ayer, nos volvieron a decir que vivimos en una sociedad maltrecha, que sufre, que siente dolor, por mucho que algunas cosas se naturalicen. Y es un sentimiento global, pero también de aquí, de “nuestra” cuadra y de “nuestra” colonia.

Y no busquen sólo los efectos en las afectaciones económicas, porque eso sí, ahora se nos da muy bien medirlo todo con esta vara de medir. Se nos olvidó muchas veces que hay cuestiones –o varas de medir- mucho más importantes, aunque para el sistema individualista, competitivo, clasista y, por qué no decirlo, machista, que nos domina trata de borrar del mapa.

Hoy me faltó la mitad de todo –igual más si de porcentajes puros nos pusiéramos a hablar- porque soy de los que entiendo que quienes están hartas y dicen basta quieren igualdad, ni más ni menos, y que a estas alturas del juego aún deban pelear por eso debería darnos cuanto menos pena.

Y no es tan difícil pensar y comprender que no es que quieran vivir solas, sin hombres, en un mundo aparte, sino hacerlo en un mundo en el que no se las haga de menos en su familia, en el trabajo, en la fila de la tienda, … y no se las insulte o criminalice incluso por salir por la noche con quién y dónde quieran y vestir como les apetezca, todo esto por el simple hecho de ser mujer.

Hoy nos dijeron, aviso para navegantes, que ya está bien, que los tiempos del macho y la puta –y lo digo con todas las letras porque debemos enseñar a nuestros hijos que eso está mal-, el sexo fuerte y el sexo débil, el hombre provee y la mujer debe estar en su casa, por citar algunas referencias, deben pasar a la historia.

Y decirnos que a las están matando en nuestras caras y nadie está haciendo todo lo que se debe hacer para acabar con esos números y estadísticas tanto de aquí como de los países desarrollados que deben sonrojarnos como sociedad.

Y que por el mismo trabajo merecen el mismo salario. Y que ir al trabajo no significa tener que aguantar proposiciones indecorosas o abusos por ser mujer. Y que en casa hay que compartir las tareas. Que no por ser mujer se le puede levantar la voz, golpear o insultar, pero ni en privado ni en público.

Nos dijeron eso y muchas más cosas. Nos lo dijeron ayer en una marcha con una participación como nunca antes se había visto con miles de mujeres en las calles de Chihuahua, de México y de todo el mundo. Nos lo dicen con las pintadas que, cada quien puede compartir o no, pero que a muchos parecen indignar más que los propios feminicidios. Hoy nos lo dijeron con su “ausencia” y lo hicieron porque la sociedad en su conjunto no lo hizo por ellas antes. Y que claro que después de este 9M del 2020, que quedará grabado en la historia, lo volverán a hacer las veces que hagan falta, que no necesitan que nadie les diga lo que tienen que hacer, ni cuándo ni cómo.

Y, no, no fue sólo hoy, la lección nos la dan todos los días, sólo que igual no nos damos tanta cuenta. Para cambiarlo, hay que actuar y ya, porque las pintadas se pueden borrar en unos minutos, pero la deuda histórica no.

PD: Hoy no hicimos una nota o cien notas sobre el tema porque todo esto no cabe ni en una ni en cien de ellas.