- Catherine Oxenberg, cuya hija fue secuestrada por la secta, cuenta su experiencia en el programa E! True Hollywood story
“Hubo mexicanos que trataron de intimidarme”, dice Catherine Oxenberg, la actriz de la serie Dinastía.
Ella es hija de Su Alteza Real, la princesa Isabel de Yugoslavia, prima tercera de la Reina Sofía de España y del Príncipe de Carlos de Gales.
Ningún título nobiliario importó, también fue víctima de NXIVM, secta cuyo líder, Keith Raniere, fue condenado en junio pasado en Nueva York por explotación sexual, entre otros cargos.
La hija de Oxenberg, India, fue convencida para integrarse a este grupo criminal. En octubre de 2017, Catherine publicó su testimonio en el diario New York Times, lo que puso el tema en el ojo público.
“Cuando descubrí que la vida de mi hija estaba en peligro, que podría estar participando en actividades criminales, que podría ir a la cárcel si estaba trabajando con un psicópata, que abusaban de ella. Tenía que contar la historia a los medios porque nadie prestaría atención. Fue una decisión muy dolorosa exponer a mi familia así, pero si no, ella seguiría en la secta”, relata.
El diario estadounidense involucró a varios personajes mexicanos, entre ellos Emiliano Salinas Occelli y Ana Cristina Fox, hijos de los expresidentes Carlos Salinas y Vicente Fox, respectivamente. Además, a Rosa Laura Junco, hija del fundador de Grupo Reforma, quien presuntamente compró una casa en donde se realizarían rituales.
“Sabía que había mexicanos involucrados, que eran quienes aportaban mucho dinero a NXIVM, había gente bien acomodada”, dice Catherine. “De hecho, el equipo legal de NXIVM México fue quien me amenazó con acusarme de fraude y extorsión, era una forma para intimidarme, como un sindicato del crimen”, acusa.
Luego de que el jurado (ocho mujeres y cuatro hombres) tardara menos de cuatro horas en llegar a una decisión unánime tras un juicio de seis semanas, el líder de NXIVM fue condenado a cadena perpetua.
Se procesó por varios cargos, entre estos, crimen organizado, tráfico sexual y fraude, además de otros como pornografía infantil, extorsión y robo de identidad.
En la sala, Oxenberg sollozó al oír los primeros veredictos de culpabilidad. Ya fuera de la corte, mencionó que el resultado le dio “mucha fe” y mostró su gratitud porque “se hizo justicia”.
“Está acabado, este jod… cab…”, resumió.
Una madre que nadie calló
La actriz sabe que los secuestros a mujeres, no sólo los forzados sino en los que se coacciona su pensar y sentir, continuarán.
“Me rompe el corazón”, se confiesa vía telefónica.
“No sé bien por qué muchas mujeres son explotadas así sexualmente. No lo sé. No soy socióloga, ni experta, pero cuando hablamos de tráfico sexual las estadísticas son muy altas en mujeres”, lamenta.
Una de las formas en la que NXIVM atraía a sus víctimas fue vendiéndoles una supuesta fortaleza, aislándolas y minimizando su capacidad. Esa codependencia, lamenta, ocurre en muchos niveles. En parte por ello, la actriz ha decidido hablar de su experiencia.
Su testimonio conforma el regreso de la serie de televisión E! True Hollywood story cuyo episodio dedicado a esta secta se estrenará la próxima semana bajo el título “NXIVM: ¿Autoayuda o culto sexual?” por el canal E! Hoy y cada lunes, a las 22:50 horas, se transmitirá la serie; el primer capítulo estará dedicado a Kim Kardashian.
A curar heridas
La historia de Catherine y su hija, India, tiene un final feliz: las intimidaciones no procedieron y pudo ofrecer su testimonio contra Raniere.
Lo más importante es que logró que la joven a regresara a casa. India ha retomado su vida e incluso anunció en Instagram que contraería matrimonio con un chef italiano.
“Me rompe el corazón ser testigo del daño que la organización ha causado a estas jóvenes hermosas. Ahí están las cicatrices en muchos niveles y sé que les llevará mucho tiempo curarlas”, considera.
Lo que más se aprende de esta experiencia, dice Oxenberg, es la importancia de fortalecer la comunicación con los hijos. Considera que la indiferencia y un exceso de confianza por lo que sucede en el exterior del hogar pueden influir para que personas como Raniere actúen con impunidad.
“Le diría a los padres que siempre mantengan abiertas las líneas de comunicación con sus seres queridos, que no cierren la puerta de una madre, que los dejen sentir que siempre tienen un lugar a donde llegar”.