En su visita este sábado a Chihuahua, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural del Gobierno de México, Julio Berdegué Sacristán, fijó postura ante las protestas por la reforma a la Ley de Aguas Nacionales y subrayó que el eje de los cambios impulsados por la presidenta Claudia Sheinbaum es «recuperar el agua como un derecho humano y no como mercancía».
Aunque aclaró que el tema corresponde directamente a Conagua, reiteró que las modificaciones buscan desmontar un mercado «desordenado», creado desde los años noventa, donde «lo único que primaba era el poder económico» y que permitió a algunas familias concentrar «40 y tantos millones de metros cúbicos», cantidades que comparó «el consumo de la Ciudad de México, una familia. No tiene sentido, no puede ser».
Berdegué sostuvo que en un contexto de cambio climático, con agua cada vez más escasa, no es viable que el acceso siga rigiéndose por mecanismos de mercado: «Si es un derecho humano, no puede regularse por el mercado», insistió. Recordó que incluso productores del norte le han expresado que el agua es un asunto de seguridad nacional, por lo que —añadió— no puede quedar sujeto al poder político o económico de unos cuantos.
El funcionario federal afirmó que en las recientes mesas hubo participación de todo tipo de productores, desde pequeños e indígenas hasta quienes poseen volúmenes «grandisisísimos» de agua. «A todo el mundo se le escucha», sostuvo, al detallar que el diálogo se ha desarrollado junto al Poder Legislativo y Conagua, instancia donde actualmente se revisa la propuesta.
Frente a los reclamos de grupos inconformes, Berdegué dejó claro que el Gobierno Federal no cederá «en lo esencial» de la reforma, cuyo espíritu es garantizar el agua como derecho humano. Sin embargo, afirmó que sí habrá apertura para “los ajustes necesarios» que permitan un funcionamiento adecuado y atiendan preocupaciones específicas de los sectores productivos del país.
