Chihuahua, Chih.- Con la recomendación de que durante la temporada lluviosa se atienda con mayor atención la limpieza en las azoteas y bajadas de agua de los techos, la Sección de Monumentos Históricos del Centro INAH Chihuahua, emite una serie de recomendaciones para la conservación de las construcciones antiguas.
Al respecto, Ana Karen Zaragoza y Emilia Díaz, esta última coautora del Manual de Conservación de Monumentos Históricos y Arquitectura de Tierra, recomiendan que se deben barrer constantemente las azoteas y revisar las bajadas de agua, con la finalidad de que el agua de lluvia no se acumule y se encharque en los techos. Asimismo, deben mantenerse limpias de hojas, polvo y basura las tuberías de descarga y las gárgolas, para que no se lleguen a taponar.
Otro problema muy común en los techos es la vegetación que llega a crecer entre el material terroso por la llegada de semillas arrastradas por el viento. Al respecto, es recomendable también tener los muros y cubiertas libres de malezas. Todas esas plantas deben ser arrancadas de raíz, de preferencia, no sólo podadas, y la cubierta o el muro que las alojaba debe ser resanado, y para ello se tienen que emplear los mismos materiales originales de la construcción. ¿Por qué? Si para esas reparaciones se llegaran a utilizar emplastes de concretos o asfalto, de esa manera “saldría peor el remedio que el problema”, ya que se perdería la absorbencia de los materiales originales y se contribuiría a la formación de futuras bolsas de humedad que no encontraría salida y se forman entonces sopas de adobe que deterioran la construcción a la larga.
Por otra parte, para erradicar hongos, líquenes y musgo, se deberán lavar las superficies con agua y jabón neutro, tallando con cepillo de raíz y luego hacer un enjuague con agua limpia.
Para la impermeabilización de las azoteas, primero debe asegurarse que la superficie esté en buen estado, después barrer hasta dejar la superficie limpia. Hay dos formas de impermeabilizar: la primera es la tradicional usando agua, jabón, lejía y alumbre. La segunda es la utilización de elementos industriales.
Las especialistas destacaron que, en todos los casos, conviene asesorarse con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, para preservar cualquier edificio antiguo, pero sobre todo si se trata de un monumento histórico construido antes del año 1900.