-El mandatario insiste en saltarse las normas contra el coronavirus aunque el país supera el millón de contagios y las 51.000 muertes
Si el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, insiste en pasearse en público sin mascarilla protectora incumpliendo la normativa vigente se arriesga a una multa de 2.000 reales diarios (390 dólares, 340 euros), según una decisión judicial que ha trascendido este martes. El juez del Distrito Federal, donde se ubica la capital, Brasilia, sostiene en su fallo que el mandatario debe usar la protección en lugares públicos para salvaguardar su propia salud y por su papel institucional como líder del Poder Ejecutivo. El mandatario se ha destacado en esta crisis sanitaria de la mayoría de los dirigentes mundiales por su empeño en minusvalorar el impacto sanitario de la pandemia.
Brasil ha superado los 1,1 millones de contagios y las 51.000 muertes, según el balance de este lunes. Aunque las mascarillas son obligatorias en los espacios públicos del DF y de buena parte de los Estados brasileños, en los últimos tres meses es habitual ver al presidente Bolsonaro sin cubrebocas incluso en actos con público. El ultraderechista actúa en consonancia con su convencimiento de que la crisis económica derivada de la covid-19 va a ser mucho más letal que la sanitaria. A eso obedece su insistencia en desvincularse de las cuarentenas a las que culpa de la grave crisis económica que ya ha destruido millones de empleos y cuyo impacto intenta mitigar con una especie de ayuda de emergencia que han cobrado durante un trimestre casi 60 millones de personas que se quedaron sin ingresos.
El juez también ha obligado a los miles de funcionarios gubernamentales a que lleven mascarilla cuando estén de servicio, bajo amenaza de multa de 20.000 reales, y al Gobierno del Distrito Federal, a fiscalizar el cumplimiento de la norma. El control en Brasil no es tan estricto como en otros países, ni es habitual que se impongan sanciones económicas.
Brasil es ahora mismo el segundo país del mundo con más casos y fallecimientos, por detrás solamente de Estados Unidos, pero con la diferencia de que, como hace muchos menos test que su vecino del norte, la imagen que tiene de la pandemia es mucho más borrosa. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) recalcó este lunes que el gigante sudamericano todavía realiza una cifra notablemente baja de análisis en proporción a su población, 210 millones de habitantes. El jefe de emergencias de la OMS, Michael Ryan, expresó en el lenguaje diplomático de los organismos internacionales las consecuencias que tiene: “Probablemente hay más casos de los que se reportan”, afirmó al comparecer en Ginebra.
El fallo judicial es en respuesta a la demanda presentada por un abogado. La Abogacía General de la Unión informa de que intentará revertir la medida cautelar en aras de “la independencia y la armonía entre los poderes”. El presidente tiene una intensa guerra abierta contra el Tribunal Supremo, un duelo que encarna la extremista Sara Winter, una ex fundadora de Femen convertida en defensora del mandatario.
Convertido en uno de los epicentros actuales de la pandemia, Brasil es también desde el pasado fin de semana escenario de un ensayo clínico para una vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford, según informa la Fundación Lemann, que patrocina la iniciativa. El plan es reclutar en São Paulo a unos mil trabajadores sanitarios que estén en la primera línea del combate contra el virus que no hayan padecido la enfermedad. La investigadora principal del estudio, la doctora Lily Yin Weckx, destacó a principios de mes, al presentar el proyecto, la importancia de hacer el ensayo “cuando la curva epidemiológica es aún ascendente y los resultados podrán ser más asertivos”. Una segunda vacuna, que desarrolla un laboratorio chino, también será testada en Brasil, según los planes anunciados por las autoridades estatales. Ese segundo ensayo clínico comenzará el mes que viene.
Fuente: El País