Opinión por: Salvemos los Cerros de Chihuahua
I
El creador
Omar Gilberto es un artista chihuahuense de esos comprometidos con su tierra y con su arte. Ha participado con media docena de murales de protesta y consciencia a favor de los cerros, ríos y arroyos en distintas áreas naturales, entre ellas, el Cerro Coronel Guahuachic, también protagonista de su más reciente obra. Actualmente impulsa junto con la organización Salvemos los Cerros la instalación de una escultura monumental en homenaje a la raíz identitaria chihuahuense del pueblo Yoli, también conocido como Conchos.
II
La técnica
Por eso el realismo del paisaje narrado con sus elementos presentes para quienes caminamos el territorio: las formas y los colores de las plantas de sotol, de copalillo, de ocotillo, de pastizales y matorrales, así como las nubes de atardecer con su juego de luces y sombras y la presencia del Bisonte Americano (B’ííh en la lengua de los apaches) transmiten un aura de nostalgia futura, una verdadera ventana de la cosmovisión nativa del paisaje de Chihuahua, la imagen en la memoria que destella efímera en su unicidad.
Con esta obra vemos representados los verdaderos colores y formas de Chihuahua, sin ser vistos desde el norte o desde el sur, sino desde dentro.
III
El comentario
Descubrir la belleza en el entorno que nuestros ojos miran es también abrir la posibilidad de una mirada hacia adentro que valore la existencia propia y de los seres naturales, un sentido de respeto y encanto en la experiencia del mundo.
Conocer y reconocer el valor del paisaje es el primer paso para amar y proteger lo que nos da, orientación, sentido e historia en la vida y en el mundo. El disfrute de la cotidianidad, el goce estético del mundo, directamente relacionado al equilibrio de los ciclos y seres naturales.
A través del arte imaginamos otros mundos posibles y recordamos la existencia de otros mundos diferentes, con diversos seres, lenguas, visiones. El Cerro Guahuachic es el espejo por medio del cuál las tradiciones, la lucha, las ciencias y las arte experimentan el proceso de amor propio y defensa territorial.
Cada elemento plasmado en este cuadro nos trae a la memoria la dignidad de los seres más pequeños y su rol en el balance de los seres más grandes, sin que su diferencia implique jerarquía, dominio o violencia.
La presencia del símbolo silencioso de la identidad de Chihuahua, el Cerro Coronel Guahuachic cómo sitio sagrado de los pueblos originarios, cómo escenario de rebeliones y guerras, cómo botín para el saqueo minero y colonial, y finalmente como testigo mutilado de la modernidad, encontró en la historia finalmente un lugar de amor y cuidado en el corazón de la gente de Chihuahua.
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La gente de Chihuahua que sueña con otros mundos posibles, que hace memoria de otros mundos que fueron, y que lleva en su corazón mundos nuevos, se refleja en cada rincón del gran Cerro Guahuachic, desde el pasto más pequeño, el fuerte Bisonte Americano y hasta las viejas rocas de los riscos que resplandecen en la lejanía.