Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
Ha sido y siguen siendo desesperantes las formas y métodos empleados por el USICAMM para dar respuesta a la problemática que la propia Unidad causó al batir de fea forma los procesos de Ingreso y Promoción Vertical pronosticando sin duda lo que también pasará con la Promoción Horizontal.
Sin el más mínimo tacto ni empatía al ser conscientes de que estos concursos representan no sólo estabilidad laboral para la plantilla docente sino la única vía para acceder a mayores recursos económicos para las y los docentes, el ente encargado de ello no atina en clarificar, transparentar y aplicar la normatividad por ellos mismos establecida, creando así una amplia estela de incertidumbre.
Muchos son los reclamos debido a lo anteriormente expuesto pero ¿Y el Sindicato magisterial? ¿Qué papel está jugando en la defensa de sus agremiados?; de sobra se sabe que la organización está precisamente para alzar la voz en favor de su base y, no obstante, que en muchas otras ocasiones han permanecido callados, han sido complacientes y en muchos casos omisos, en esta situación en particular asumieron la defensa de los trabajadores de la educación.
Si bien es cierto que el SNTE se ganó a pecho una imagen contraria a su génesis como organismo gremial ante la no respuesta a las demandas de los maestros y maestras, ante la nula acción permitiendo la pérdida de prestaciones y, en general, debido a su ataraxia o a su insultante parálisis ante los temas de interés, por ahora, al menos no han quitado el dedo del renglón para establecer mesas de diálogo y análisis de los casos en que a los docentes les han violentado sus garantías.
Fácil nos puede resultar criticar pero también se debe tener humildad y sinceridad para reconocer lo que se hace bien, y no es por que hagan el favor, finalmente el sindicato para eso está, es simplemente valorar que sí están actuando como se debe, punto.
Me parece además correcto establecer una clara diferencia cuando nos referimos al SNTE, pues este lo conforman sus agremiados, sin distinción; la dirigencia o el comité no es el Sindicato y sin embargo, en ocasiones nos referimos a éstos como si ellos fueran el todo.
La altura de miras nos debe llevar a que la institución debe prevalecer por encima de cualquier circunstancia personal o grupal, un sindicalismo fuerte y valioso es gracias a la posibilidad de proponer o criticar pero también por reconocer lo positivo, lo poco o lo mucho, pero siempre con objetividad y plena conciencia.