CDMX. – La presencia de un muchacho de sólo 16 años llorando y desorientado en la zona de Chapultepec llamó la atención de Ginger Román y Quintero García, policías de CdMx. Cuando se le acercaron, el joven se negaba a dar sus datos.
“El menor se encontraba desorientado en la banqueta, de momentos lloraba y se inclinaba (…) Al aproximarnos, lo saludé y pregunté qué estaba haciendo, pero no me contestó y me evadió la mirada».
El miedo de estar en un lugar desconocido y la tristeza luego de que sus amigos lo abandonaron tras viajar desde Edomex hasta la capital hacían que él desconfiara de todos.
Los oficiales arroparon al joven, se ganaron su confianza y al saber que no había comido, le compraron un atole, un pastelito y una gelatina, para después contactar a su padre.
Su papá llegó tres horas después y agradeció a los funcionarios con una emotiva carta, deseando que ojala hubiera más policías así.
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