Por: Fernando Álvarez Montoya
A 50 años de la matanza perpetrada por el Estado mexicano la herida, aún no cierra, hiere. Pasado que se hace presente y presente que no se olvida. 10 de junio ¡no se olvida! Crimen de lesa humanidad, como tantos otros consumados en la larga oscura noche de la dictadura priista en el sexenio del genocida Luis Echeverría Álvarez (LEA).
Agravios, asesinatos y ultrajes en contra el pueblo y sus hijos que, al igual que el 2 de octubre son cuentas pendientes. 1968, 1971 no han encontrado justicia. Su búsqueda hasta ahora ha sido en vano. Como vano también ha sido la exigencia de castigar a los culpables.
Aún vive el ex presidente que no pagado la deuda pendiente del atroz agresión cometida en contra de estudiantes. Al autor de tan repugnante crimen lo cubre una larga manta de impunidad y goza de “cabal salud” (casi 100 años) y libertad. Su deleznable acción en la que murieron (¿)…-no se sabe con exactitud cuántos- fue una reproducción, una mala copia al carbón de lo sucedido de 2 años 8 meses atrás; el 2 de Octubre de 1968.
“Ser joven y no ser revolucionarios, una contradicción hasta biológica” Ser maestro y no ser un maestro transformador es una contradicción, hasta de su origen, de su clase.
2 de octubre y 10 de junio han dejado una huella indeleble, muy grande. Parteaguas histórico del quehacer democrático contemporáneo. La lucha, la sangre derramada por miles de jóvenes fue su aportación, su herencia; nuestra asignatura es, preservarla en nuestro corazón y en la consecución y cristalización de sus sueños. Nuestros sueños.
En el Jueves Corpus, aun latía en los jóvenes estudiantes el temor de una arremetida brutal, una represión similar a la recientemente ocurrida pocos años atrás. La intención de regresar a las calles no era mucha. La zozobra, la incertidumbre les detenía, solo, la inquietud de manifestarse y el discurso demagógico de “Apretura Democrática” del presidente les encendió el ánimo a algunos pocos.
El 10 de junio de 1971 cuando se celebraba el Jueves Corpus un grupo de estudiantes de la UNAM, IPN y la Normal salieron a manifestarse en demanda de libertad política, asignación de más presupuesto y en apoyo a a la huelga de la Universidad de Nuevo León (UANL).
En las inmediaciones de la Normal en el Casco de Santo Tomas estaba programada la marcha para llegar al Zócalo capitalino. El contingente avanzaba por la Avenida de los Maestros cuando, de repente jóvenes paramilitares (los halcones) armados con varas de bambú y armas de grueso calibre dispararon, golpearon salvajemente y ultimaron a cientos de jóvenes estudiantes. De los muertos, heridos y desaparecidos aún hasta la fecha se desconoce -(al igual que el 68)- la cifra exacta. Por lo antes descrito se le conoce también como el “halconazo”
Los halcones eran un grupo paramilitar de jóvenes pobres reclutados en barrios marginales y violentos. Estos fueron entrenados para matar por militares del gobierno de México y EE.UU. En la masacre, los agresores, en todo momento estuvieron protegidos por los granaderos y la policía capitalina que tenía todo bajo control. Nadie podía acercarse, -entre ellos el que esto escribe- . Los “guardianes del orden” solo fueron espectadores de la acción vil. La furia e impunidad con la que actuaron los halcones recuerda a los años más violentos vividos en nuestra ciudad, en nuestro país; -como los sicarios actuales-, los halcones entraban a los diferentes hospitales para rematar a los heridos. La orden, no era disolver la manifestación; era matar. Ver la película ROMA.
El quehacer histórico, la herencia que nos dejaron los movimientos estudiantiles del 2 de octubre y el 10 de junio cambiaría posteriormente el rostro de nuestra Patria. Las matanzas perpetradas desde la más alta cúpula del gobierno y la CIA, obligaría al Estado a darle en ese mismo sexenio una falsa pintadita de Democracia promovida por el halcón LEA conocida como la “Apretura Democrática”.
No existía, como ahora libertad de expresión, libertad de manifestarse. La dictadura de un sólo partido llegaría a su fin 32 años después. La fuerza represiva del Estado priista en contra de los movimientos sociales que se manifestaban en aquel tiempo en demanda de Justicia Social y, por una Patria más equitativa eran cruelmente reprimidos, Ambas fechas mostraron lo sanguinario que era el gobierno y su partido PRI.
Esta fecha y muchas fechas más en las que el Estado agredió, asesino pueblo; nos recuerda a los mexicanos de bien el compromiso de conocer nuestra historia. El conocerla nos evitaría cometer errores como lo sucedido el 6 de junio 2021 pasado. Votar por la derecha. Los enemigos históricos de nuestra Patria ahí están, camuflados, mimetizados en partidos lleno de ladrones y demagogos. . La clase política enemiga del pueblo y autora de estos crímenes pretenden desconocer que los mexicanos no tenemos memoria, que olvida. Que no se les olvide, que no se nos olvida.
Honrar a los caídos que permitieron que usted y yo ejerzamos con libertad el derecho a disentir, a discrepar, a votar por quien nuestra conciencia dictamine (aun a pesar del corrupto INE) es, gracias a estos jóvenes. Es, sin duda el producto de su valor, de la perseverancia por encontrar un México más justo, más generoso donde quepamos todos y todas.
Ahí estuve, joven adolescente intente participar en la marcha, no me lo permitieron. Cosas de la vida, tal vez, si me hubiera logrado colar y participar, no estuviera escribiendo esto”-
LEA colea, colea ni colea, en vez de caminar; aletea y aletea.
Volaron las palomas que estaban en catedral, porque esta (estaba) lleno de halcones el Palacio Nacional.
LEA colea, colea ni colea, en vez de caminar; aletea y aletea.