Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
A la ya de por sí mermada percepción económica de los docentes con 10 años de servicio o menos, al parecer la mala racha les persigue.
Son varios cientos de docentes de educación básica a quienes, por extrañas razones, con la entrada en vigor de la reforma a la Ley de Pensiones Civiles del Estado en 2014, les descontaron un porcentaje menor a lo establecido en dicha norma y al día de hoy su «adeudo» para con dicha entidad de seguridad social ronda en decenas o hasta en cientos de miles de pesos en muchos casos.
Lo que en su momento se vendió como la panacea del rescate de PCE hoy, al paso de los años, resultó una carga que los maestros más jóvenes están viviendo en carne propia; ahora, si pretenden estar al corriente en su fondo de cuentas individuales deben desembolsar cantidades de dinero que no están a su alcance inmediato, y aunque es díficil conocer el origen del error que hoy les afecta, la realidad golpea a dichos docentes quienes deben aportar sí o sí a dicho fondo para garantizar un ahorro medianamente digno para cuando se retiren.
Resulta surreal lo que les sucede a los maestros que hoy, con justa razón, exigen una alternativa de solución a su problema, por cierto, no atribuible a ellos.
Buen reto tiene la organización sindical para apoyar a los y las docentes, es un buen momento para que con esta lamentable situación se cierren filas, se haga un solo frente, un solo bloque, para con la fuerza de la razón, afrontar lo que se les presenta.
La legitimidad y la propia génesis demanda estructurar mecanismos de defensa o negociación, a los afectados les exige asumir posturas y conductas congruentes y propositivas para alcanzar los objetivos deseados.