Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
-Levántese ya, se hace tarde!
-Tu mochila, agarra tu mochila, ¿Va todo?
-Échense tantita agua en el cabello y péinense.
-Mi bolsa, ¿Quién agarró mi bolsa?
-En el camino me pinto.
-Ay no, qué trafical!
-Ya tiraste el jugo en el asiento,¡ no puede ser!
-¡No vamos a llegar, no vamos a llegar! Muévase señor por favor.
-Bájense rápido, ¿Mi beso? ¡Pórtense bien!
-Híjole, olvidé los marcadores.
-Oh no, Se les quedó su tarea aquí en el carro.
-Últimos retoques, ¿a ver? Sí, labios, ¡ya se me corrió el maquillaje! Ay.
-Apenas llegué.
El Folklor y las vicisitudes del regreso a clases es algo que si bien, para muchas mamás y abuelas maestras y personal de apoyo y asistencia a la educación es caótico, forma parte de una cultura que sin duda, al retirarse del servicio docente, suele extrañarse.
Cómo dejar de disfrutar las siempre alegres vueltas a las aulas cuando ansiosos niños esperan a sus puertas para conocer y trabajar con sus nuevas maestras y maestros; cuando llenos de temores y expectativas les dan los buenos días o buenas tardes a quien les guiará y acompañará durante todo un ciclo escolar.
Valor doble tiene el vivir el rol de madres, abuelas o cuidadoras docentes, o bien, personal educativo que diariamente, con cuidado, dedicación, esmero y cariño preparan siempre lo necesario para dejar a su descendencia en sus centros escolares y, a la vez, recibir a los ruidosos alumnos y alumnas con su natural algarabía.
Muchas frases y experiencias anteceden al ritual de acudir a la instituciones educativas, lo maravilloso es disfrutarlas y valorarlas en su justa dimensión pues nunca sabremos cuando terminarán.
¡Feliz y productivo regreso a clases!