Tras el incremento de tensión entre el Ejecutivo Nacional de Bolivia y sus fuerzas armadas, se presentó un fuerte intento de golpe de Estado.
Diferentes grupos militares se desplegaron a lo largo de las calles, principalmente en la Plaza Central de La Paz, e irrumpieron en el Palacio Quemado, sede principal del gobierno del actual presidente Luis Arce.
Arce acusó estas acciones como un golpe contra su administración, una situación que fue condenada por diversos líderes mundiales, incluido el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Este evento desencadenó la destitución del General Juan José Zúñiga, jefe del ejército boliviano. Posteriormente, Arce designó a José Wilson Sánchez como nuevo comandante general del ejército.