La táctica de miedo, es una técnica utilizada para persuadir a las personas planteando en la mayoría de las ocasiones, situaciones desconocidas y amenazantes ante las cuales se genera a su vez una solución. Dicho de manera más concreta, es plantear un posible problema y a la vez ofrecer la solución.
Donde ya se dieron cuenta que, la mejor estrategia cuando no tienes estrategia es precisamente la que recurre al miedo, es en el Frente, desde donde el PRIANRD lanza una serie de mentiras y amenazas ante las cuales, ellos mismos son la solución, la defensa. Bajo el calor, o mejor dicho, el ardor de las próximas elecciones, se propagan aseveraciones que pecan de atrevidas pero que se repiten sin reparo y que van desde comentarios xenófobos hasta impíos, recurriendo de nueva cuenta a la “comunización” de México.
Bien deben saber en el Frente que, el miedo es el cimiento de los fanatismos, aunque lo cierto es que aquí habría que replantearse, de quiénes nos defienden quienes dicen defendernos, sobre todo cuando hemos visto en los gobiernos prianistas una serie de abusos cometidos por perfiles que caen incluso en lo criminal, y sobre todo, una indolencia insultante ante las necesidades sociales, eso sí, todo dentro de un cerco informativo costosamente alcanzado que nos pinta cuando menos, una suiza realidad.
¿Quién nos defiende, por ejemplo, de una gobernadora a la que un día sí y al otro también le son señalados sus dispendios millonarios y su notoria ausencia en sus labores? ¿Quién nos defiende de más de un diputado que, buscando reelegirse ofrece a la población lo que, en la tribuna les ha negado? Es muy fácil ofrecerse como salvadores escondiendo una doble moral cuyo mayor valor es sin duda la monetización del servicio público.
Nos invitan a votar sin miedo pintando a un México asustado, pero no debemos olvidar que precisamente, estas elecciones se llevarán a cabo bajo un marco de legalidad que en ninguna otra elección previa podíamos incluso pensar, claro está, porque ninguna administración ni del PRI, ni del PAN, se preocupó por garantizar para la población estas condiciones que afortunadamente hoy hemos alcanzado.
México no tiene miedo y mucho menos ahora. Miedo era el que sentíamos ante las malas prácticas que no consideraban las elecciones ni si quiera como un trámite; miedo era el que se sentía cuando el gobierno solo buscaba su propia riqueza concentrando recursos ante falsos esquemas de apoyo para sí mismo; miedo ante los sistemas que alimentaban la corrupción en vez de combatirla. Eso sí fue una época de miedo de la que afortunadamente vamos saliendo y a la que no vamos a regresar. Eso es poder votar sin miedo.
Nada más contradictorio en este caso que, pedir el voto sin miedo, pero acotándolo a una sola opción. Eso es minimizar la participación de la ciudadanía y creer que tenemos la solución en la mano. Las y los mexicanos no deben ser subestimados ya que eso sí que sería ver las elecciones como un mero trámite, diciéndoles qué hacer.
Yo le invito en estas letras a romper con los esquemas y participar este próximo domingo saliendo a ejercer su voto como un ejercicio de igualdad que pone en nuestras manos la posibilidad de cambio, de definiciones políticas que abonan a la identidad nacional.
Este próximo domingo, participemos, sí, sin miedo y sobre todo con nuestras convicciones firmes, sin importar cuáles sean, eso sí, partiendo desde la más honesta información y análisis de las condiciones actuales y de lo que queremos para nuestras familias. La necesidad de un político, como vemos en muchos casos, suele ser la de asegurar su permanencia en un cargo, no siempre para servir sino para servirse; la necesidad de un servidor público, es encontrar soluciones a problemas comunes, añejos y transformar la función pública.