30 de abril: La niñez en las guerras

Por: Rosalío Morales Vargas

Hoy no habrá fiesta en numerosos lugares de la tierra,
la canceló una ráfaga de odio escurridiza,
un zarpazo de abuso criminal envilecido,
una afligida niebla de tristeza
que acongojada emerge
entre los túmulos humeantes de escombros y ceniza.

Hoy la zozobra cubre con su manto tétrico,
tatuado con descaro y desvergüenza,
los lugares que cobijaban risas infantiles;
y el alegre bullicio de los juegos
se transformó en horror y sufrimiento,
con el silbido infausto de obuses lapidarios.

Hoy los derechos de las niñas y los niños
son aplastados por la bota infecta e invasora
del sicario imperial enfebrecido,
que quiere aniquilar los sueños
y perpetuar su pérfido dominio esclavizante,
empapado en el vaho de la hidra del racismo.

Hoy en sitios sombríos
por la acción despiadada del desprecio,
se humilla a las infancias desvalidas,
se escarnece a criaturas con el miedo,
se azota con el látigo del hambre
a niños sumergidos en el mar del desamparo.

Hoy se sucumbe ante la intriga vacua,
ante el embuste enmascarado de cinismo,
cuyo propósito es obturar sendas de luz
y diluir las rebeldías de generaciones nuevas,
que a pesar de adversidades e infortunios
resisten con valor en medio de las ruinas.

Pero hoy también, en esta tierra herida,
con fervor se levantan oleadas solidarias,
fraternas y amorosas que trascienden las fronteras
en pos de edificar un mundo redimido,
donde en los rostros infantiles brille la sonrisa,
sin sobresaltos ni temores, con ternura plena.