Las Normales: fábricas de guerrer@s

José Luis Fernández Madrid

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Caracterizadas por su estructura y organización sui generis, las instituciones formadoras de docentes son escuelas de Nivel Superior muchas veces ignoradas y calificadas como si fueran de nivel básico, cuando su propia naturaleza y función han sido comprobadas como extraordinarias instituciones cuyas aulas egresan a profesionistas de calidad.

Tildar a las Normales como “escuelitas” en las que sus estudiantes juegan a ser eso, estudiantes de nivel superior, es desconocer sus funciones, es descalificar el arduo trabajo, es insultar a la noble profesión docente. Pocos reparan en comprender que llegar cargados de material didáctico cuya elaboración implica horas y horas de trabajo en casa es precisamente parte de la actividad inherente para brindar el resultado de su esfuerzo a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

Denostar a los y las alumnas que se preparan siguiendo su vocación implica agredir a cientos de estudiantes foráneos que dejando casa y familia atrás persiguen el sueño de ser docentes. Vivir en departamentos de renta o casas de asistencia, compartir con “roomies” las penurias, carencias y problemáticas, procurando sobrevivir en la jungla de la incomprensión y además, soportar menosprecios por su futura profesión, sin duda, es tan injusto como lacerante.

Con infortunio, y no obstante la enorme valentía de tomar el reto, existen aún quienes se atreven a no permitirles entrar a los edificios preescolares o primarias para seguirse preparando con sus prácticas, olvidándoseles por completo que unos años atrás ellos también luchaban contra todo para alcanzar sus objetivos.

Cuando veamos a un normalista, a un maestro en formación, observemos el rostro del sacrificio y del padecimiento sin recompensa personificado en jóvenes hombres y mujeres que, gracias a su dedicación y empeño, son los más amados en los jardines de niños, primarias y secundarias cuando esos “ practicantes” forman parte de las comunidades escolares.

A pesar de que incluso, al egresar de las Normales, existe la incertidumbre del lugar en el que les tocará derrochar su enorme talento, capacidad y virtudes, ellos y ellas siguen incólumes en su propósito de convertirse en los mejores maestros y maestras.

El respeto y dignificación del magisterio inicia desde las instalaciones normalistas.

Con profunda admiración para los miles de estudiantes normalistas.

Por una Normal viva, ¡Que vivan las Normales!