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Ya mero se van

Por: Manuel Gil Antón (Colaboración para El Universal)

Cada año, este escribidor hace un texto frente al prodigio de las jacarandas en la Ciudad de México. Esta vez resulta tardío —suelo escribirlo a finales de febrero, o en marzo de preferencia, cerca del día 8 cuando marchan las mujeres y aprendemos tanto de su andar, su coraje y sus pañoletas cuyos colores las reflejan— pues están a punto de caer las últimas flores en su ramaje: no están ellas para saberlo, ni yo para contarlo, pero dediqué 7 textos a intentar un balance educativo del sexenio a partir de enero y hasta mediados de abril. Esto demoró la conmemoración de la esperanza que siempre su florecer significa.  

A través de mi ventana en el despacho del trabajo, una de ellas tuvo la bondad de permanecer para recordar mi deuda con la tradición.

¿Qué significaron este año las jacarandas? ¿Cuál fue su relación con la espera de un mundo y país mejor que en mala hora perderíamos, a no ser por su porfiar en florecer a pesar de estar todo en contra para el milagro de regresar?

Cada quien tiene el derecho a poner en relación a las jacarandas con su espera de parabienes futuros: anoto algunas, son cuatro de tantas posibles, que quizá podamos compartir. Van sin orden. Las redacto con prisa al ver que las flores caen cada vez más pronto, como arena en un reloj casi acabando. 

  1. La cantidad de aspirantes a estudiar la Educación Media fue enorme. Este dato no es menor, pues el camino de la progresión escolar tiene inventivos decrecientes en cuanto a su intercambio por mejores condiciones laborales que antaño. Al parecer, la escuela sigue teniendo una valoración positiva intrínseca, como valor de uso, aunque su valor de cambio no sea comparable al de hace tres décadas. Las sociedades son más estables no tanto en la medida en que las expectativas se cumplan en todos los casos y en las cantidades esperadas, sino en cuanto sigan teniendo capacidad de guiar las decisiones de los individuos y sus familias. Por eso, son jacarandas sociales el reguero de madres y padres de familia en los camellones, aledaños a las escuelas donde se realizaba el examen para ingresar a este nivel de estudios. ¿Cómo te fue, Marí? ¿Qué tal estuvo la parte de matemáticas, José? 
  2. Las mujeres salieron otra vez y gritaron fuerte: basta de discursos, queremos hechos. A mi juicio, el movimiento que llevan a cabo es el más importante de nuestros tiempos, y no cesa: crece jacarandoso, sí, y al mismo tiempo encabritado. Con toda la razón.
  3. Hace unos días, millones de compatriotas en la decencia, oriundos de Argentina, salieron a decirle a Milei que habrá resistencia frente el desprecio reflejado en el recorte brutal, en términos reales, del presupuesto para las universidades. Salir a la calle, en todas las ciudades, fue alentador. Y ejemplar. 
  4. En los Estados Unidos se desencadena un movimiento estudiantil en contra del aumento de presupuesto para la industria militar, y en protesta por el intento de destrucción del pueblo Palestino. La policía americana detiene a decenas de las personas que protestan. Las autoridades no entienden que no entienden lo que la movilización de los estudiantes en varias universidades, y el encarcelamiento sin motivo mayor que no conservar la indiferencia, significan. 

Las flores de las jacarandas son luz atrapada que se asoma entre los pétales que intentan contenerlas. La construcción social de la esperanza es luz contenida entre los barrotes de la normalización del desastre. En considerarlo irremediable. No es así. Enhorabuena y perdón por la demora.  

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México

mgil@colmex.mx

@ManuelGilAnton

 

     

 

 

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