Inclusive más allá del lenguaje inclusivo

José Luis Fernández Madrid

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Debate, polémica y posturas encontradas se han generado al interior de los colectivos escolares acerca del cómo dirigirse a los alumnos y alumnas basados en percepciones personales autoimpuestas o definidas por quienes ejercen su tutela, todo en aras de no caer en la discriminación.

No obstante el tema de la no discriminación toma mayor relevancia cuando el brindar los espacios educativos a personas con discapacidad se ha tornado todo un reto para los y las docentes puesto que su inclusión en las escuelas públicas sigue creando para el profesorado, por un lado, temores ante la posibilidad de no sentirse capaces de asumir ante ellos la función de manera adecuada y por otro, la disyuntiva del cómo atender al resto del grupo para lograr sus procesos de desarrollo del aprendizaje.

Si bien es cierto la experiencia es un hándicap a favor de aquellos que han trabajado durante muchos años con personas con discapacidad y que las nuevas generaciones están siendo formadas desde una perspectiva integradora ofreciéndoles herramientas para el trabajo académico con ellos, la realidad es que los diferentes tipos de discapacidad que presentan alumnos y alumnas hacen de la labor docente un campo de difícil caminar.

Los esfuerzos gubernamentales para crear conciencia de la no discriminación e inclusión son valiosos y en la mayoría de los casos han rendido frutos, lamentablemente aún existe oposición para que esos niños, niñas, adolescentes y jóvenes sean admitidos en las escuelas públicas regulares. Lo más tiste es que algunas de esas voces discordantes sean de profesionistas educativos de recién incorporación al servicio.

Tener espacios apropiados y de infraestructura idónea para ellos es tarea de los responsables de la administración educativa, sí los hay, aunque no suficientes ni en cantidad ni en operatividad. El deseo es que se dignifiquen los existentes y se construyan los necesarios, y no porque el personal docente le rehuya a brindarles atención y dedicación, sino por justicia para su adecuada educación.

Existen los Centros de Atención Múltiple y las Unidades de Servicio de Apoyo a la Escuela Regular cuyo personal merece admiración y respeto, profesionales dedicados y capacitados para afrontar la titánica tarea de educar que sí bien, tienen estructuras y dinámicas distintas, ambas instancias procuran el óptimo desarrollo personal, social y de preparación para la vida de los alumnos y alumnas.

Hablar, por tanto, de lenguaje inclusivo dentro de las instituciones educativas, no es definir o determinar terminologías, es incluir y no dejarlos fuera. Las e’s al final de ciertos sustantivos o adjetivos resultarán de sencilla apropiación para aquellos que estén convencidos de la incorporación a su léxico.

La polémica, debates y posturas encontradas sobre el cómo dirigirse al alumnado para no caer en conductas de segregación u ofensivas es correcto que sean consideradas, pero cuando aún nos falta conciencia para lograr el humanismo en la educación para todos, parece un mal menor comparativamente hablando.