Por: Rosalío Morales Vargas
Resistimos en brega pertinaz
la andanada de tiempos tempestuosos,
porque no nos venció la indiferencia y el cansancio,
y nuestro corazón no dejó de palpitar
ante la arremetida del sadismo sanguinario.
Resistimos los cantos de sirenas
que a la conciencia inmoviliza y aleterga,
y en los días de gris abatimiento
atiborramos de dignidad nuestras alforjas,
sin arredrarnos ante la sevicia avasallante.
Resistimos con rachas de entusiasmo,
porque nuestro bagaje de sueños no se estrella
en las murallas perniciosas del olvido,
y persistimos con tenacidad apasionada,
en seguir la utopía allende el horizonte.
Resistimos en obcecado empeño,
porque le hacemos frente al desánimo lisiante
emanado del odio, las guerras y la muerte,
y no admitimos vaciamientos del decoro,
decantados hacia odres de abyecta catadura.
Resistimos con alegría emocionada,
tarareando canciones a la digna indignación,
confeccionado himnos a la rebeldía bullanguera,
forjando sueños en la fragua revoltosa,
donde se templa el ánimo y combate el desaliento.
Resistimos y no nos doblegamos,
pues damos la batalla a alineaciones que entumecen,
y nos unimos al combate por la vida,
sin el filo mellar de la memoria,
para emprender el vuelo hacia espacios liberados.
Resistimos sin sumisión de ningún tipo,
pues practicamos la irreverencia a los de arriba,
y comprendemos que las luchas no se pierden
si no se tapan con los mantos de la amnesia,
dejadas al garete de los vientos.
Resistimos en lides tórridas, candentes,
porque nos pone en movimiento el anhelo
de construir un mundo sin cadenas agobiantes,
y empujar con vigor la rueda de la historia,
en pos de un litoral emancipado.
